Vista de los lotos sagrados

Frente al Estanque Shinobazu, te encuentras en un rincón mágico donde los lotos despliegan sus majestuosas hojas cada verano. Este lugar alberga una de las colecciones de lotos más impresionantes de Japón. Si tienes la fortuna de visitarlo en agosto, serás testigo de un espectáculo sublime: flores rosadas y blancas que pintan el Parque de Ueno con su belleza. Los lotos, emblemas de pureza, espiritualidad y renacimiento, han sido parte integral de la cultura japonesa. Su reputación se debe a su increíble resistencia, la longevidad de sus semillas y su capacidad de regeneración. Estas flores se limpian a sí mismas, eliminando cualquier impureza, y según las creencias budistas, Buda dejaba flores de loto en cada paso que daba. Al final de cada día, los lotos se cierran para renacer al día siguiente, más hermosos que antes. Este ciclo de renacimiento se asocia con un conocido proverbio budista que nos insta a vivir con fe inquebrantable. El Parque de Ueno es un testimonio del amor de los japoneses por los lotos, que florecen aquí cada verano. Gracias a una pasarela construida especialmente, puedes admirar de cerca estas maravillosas flores y sumergirte en su serenidad.