Casas y palacios en la plaza (Pt 1)

Tú también has visto películas cientos de veces y has captado continuamente detalles en los que nunca habías reparado anteriormente. Pues bien, en la Plaza de la Ciudad Vieja de Praga, el efecto es el mismo. Puedes poner un pie allí tantas veces como quieras, y siempre habrá un tramo de pared, una atracción, algo que te dejará con la impresión de que has estado allí antes, cuando no es así. Y al mismo tiempo, eso es de esperar si se tiene en cuenta el caché de este lugar ineludible de la ciudad. Con sus palacios rococó, sus casas barrocas y sus portales renacentistas, es una ciudad llena de maravillas arquitectónicas con las que te dejarás llevar rápidamente. He aquí algunos lugares que merecen especialmente tu atención. En primer lugar, a tu derecha, es casi imposible no maravillarse ante la Casa de la Antorcha. Construida a finales del siglo XIX para un rico editor praguense del mismo nombre, el estilo gótico del edificio está realzado por una serie de elementos esculpidos y coloridos frescos. Abajo a la izquierda, Comenius, el filósofo y maestro checo, te observa. Y en lo alto, en su caballo blanco, Wenceslao I, duque de Bohemia y patrón de la República Checa, posa orgulloso. El 28 de septiembre, día de su asesinato por orden de su hermano Boleslav en el año 935 d.C., es fiesta nacional desde entonces. En la casa vecina, a la derecha de la puerta de entrada, hay una placa de bronce bastante sencilla. Si la miras más de cerca, te darás cuenta de que en realidad conmemora a uno de los científicos más famosos de la historia. Albert Einstein, Premio Nobel de Física en 1921. El autor de la famosa fórmula E=mc² fue profesor de la Universidad Alemana de Praga, entonces parte del Imperio Austrohúngaro, de 1911 a 1912. Aparte de su genio para la ciencia, Einstein sentía una gran afición por Mozart y por tocar el violín. Y compartía esta pasión por la música con todo un grupo de artistas y eruditos que solían reunirse en esta dirección, que antaño había sido el salón social de Berta Fantová, destacada figura literaria e intelectual de Praga. Durante sus dos años en la capital checa, Albert Einstein entabló amistad con numerosas celebridades de la época, entre ellas los escritores Max Brod y Franz Kafka. Aunque la mayoría de los biógrafos de Einstein hablan muy poco de los pocos meses de su vida aquí en Praga, gracias a esta placa, los lugareños nunca olvidarán al que fue uno de los suyos.