El Franciscano de Bourges

Ce point d’intérêt est disponible en audio dans le circuit: Visitar Bourges, Nada es imposible para un corazón valiente
Mientras desciendes por la calle Bourbonnoux, permíteme que te hable de una de las personalidades más emblemáticas de la ciudad. Durante la Segunda Guerra Mundial Bourges se encontraba a pocos kilómetros de la línea de demarcación. En efecto, el departamento en el que se encuentra, estaba dividido en dos partes: la Francia ocupada al norte y la Francia libre al sur. Por ello la resistencia fue más dura, especialmente para intentar llegar a la zona libre o para escapar de la ocupación de los alemanes, que acabaron por invadir Bourges el 19 de junio de 1940. Los pantanos, elementos característicos de la ciudad y auténticos laberintos, fueron de gran ayuda para ocultar a los judíos y a los combatientes de la resistencia. En la zona ocupada, había alrededor de 40 redes de resistencia. En este contexto surgió una de las personalidades más ilustres de la ciudad, el franciscano de Bourges. Su verdadero nombre era Alfred Stanke y creció en Danzig, ciudad libre entre Polonia y Alemania. A los 20 años fue enviado al Vaticano y se convirtió en cocinero del Papa Pío XI. Cuando regresó a Alemania, se hizo enfermero en un hospital, y dedicó su tiempo a cuidar y aliviar a los enfermos, con lo que perpetuó sus creencias en las ideas de San Francisco de Asís. En 1940 fue reclutado cuando los alemanes entraron en Francia, y estuvo trabajando un tiempo en París; antes de ser destinado a la prisión de Bourges. Fue precisamente en la cárcel donde se encerraba y torturaba a los resistentes, donde se convirtió en una de las personalidades, más influyentes de la ciudad. Con su amabilidad y sus conocimientos médicos curaba a los torturados, aliviaba a los enfermos y hacía todo lo que estaba en su mano para aliviar su dolor. Con su valentía y astucia, permitió que los prisioneros se reunieran en secreto para preparar los interrogatorios y ponerse de acuerdo sobre lo que iban a decir a los alemanes: el objetivo era no revelar lo que planeaban los resistentes y evitar las torturas que se les infligiría, si eran sospechosos de mentir a la Gestapo. Con su compasión y discreción, consiguió reunir a algunos prisioneros, o al menos, pudo informarles sobre sus seres queridos, y sobre la situación que se vivía en el exterior.Gracias a él, cientos de prisioneros sobrevivieron, a los meses y años de torturas y tratos inhumanos, infligidos por los nazis. Estuvo dándoles esperanzas, cuidándolos y asegurándoles que sus seres queridos seguían vivos, para que tuvieran todas las posibilidades de sobrevivir, en los campos de concentración a los que serían enviados. Un auténtico héroe, que en un principio, había sido enviado como guardia de prisiones del ejército alemán.De manera que arriesgó su vida ayudando a los ciudadanos franceses de esta sombría prisión. A pesar de sus acciones benévolas, esto no impidió que fuera arrestado al final de la guerra puesto que seguía siendo un soldado alemán. Sin embargo, fue liberado gracias a muchos supervivientes franceses que le anduvieron buscando, y regresó a Alemania para trabajar en la reconciliación franco-alemana. Fue un personaje inolvidable que, conocido como el franciscano de Bourges, salvó a muchas personas que habían caído en manos de la terrible Gestapo. A su muerte en 1975, fue enterrado a petición propia en el cementerio de Saint-Doulchard, un pueblo de las afueras de la capital del Berry, junto a uno de sus amigos franceses que le enseñó el idioma.

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