Plaza vila de Gracia

Ahora estás en el corazón del barrio de Gracia, en la plaza Vila de Gracia. Si este distrito tiene tanto aire de pueblo, es porque Gracia fue una ciudad por derecho propio hasta que fue anexada a Barcelona en 1897, tras la creación del distrito del Eixample. Aquí ya no nos encontramos en la cuadrícula tan precisa que imaginó Cerdà en 1860, sino en los códigos de construcción de un pueblo. Gracia creció en 1626 en torno al convento carmelita de la Basílica de la Merced, que le dio su nombre actual. Cuando se establece un convento, se construyen casas y la vida sigue su ejemplo. Aquí, notarás que la arquitectura es más sencilla y las plazas del pueblo más numerosas. Ofrecen un respiro tranquilo del ajetreo de la gran ciudad. La plaza en la que estás fue trazada en 1850. La fachada modernista azul claro que ves al sureste de la plaza es el ayuntamiento de Gracia, diseñado por el artista Francesc Berenguer en 1904. Aquí puedes ver algunos trabajos de hierro forjado, como el escudo de Gracia y los balcones. Hoy es la sede del centro administrativo del distrito. La plaza es más conocida por su torre octogonal del reloj (de 33 metros de altura) que se eleva desde 1864. Esta torre, rematada por una campana, la Marieta, se ha convertido en un símbolo de resistencia. Según la tradición popular, en 1870, durante el Motín de las Quintas, una mujer hizo sonar esta campana. Con ello, logró avisar a los vecinos de la llegada de las tropas que venían a reclutar a los jóvenes para el ejército por la fuerza. Los habitantes de Gracia, como en otros pueblos de la región, se negaron y se rebelaron. La Marieta sonó sin parar durante 6 días sin que los militares pudieran silenciarla, y se convirtió en el símbolo de la revuelta. Hoy, la plaza sigue viva y en movimiento. Es probable que puedas ver castells, esas increíbles pirámides humanas típicas de Cataluña, desfiles de gigantes de cartón piedra o bailes de sardanas, símbolo del orgullo y la unidad del pueblo. Si vienes a mediados de agosto, podrás incluso participar en la mayor fiesta callejera de Barcelona, la Fiesta Mayor de Gracia, donde todas las calles estallan de color y acogen un desfile de gigantes, un desfile de demonios, entre otros. Sin duda, una celebración de la cultura catalana en todo su esplendor.