La Sagrada Familia

No todos los días se experimenta lo que vivieron nuestros antepasados, los constructores de catedrales. Hombres que trabajaron toda su vida en proyectos que nunca verían terminados. ¡Estás ante una obra colosal que comenzó en 1882! Pero que no cunda el pánico, la Sagrada Familia estará terminada en 2026, así que es muy probable que puedas volver y ver la torre de Cristo que se eleva hacia el cielo, coronada por una cruz de cuatro puntas. Esta alucinante basílica, que parece una vela derretida, salió directamente de la inagotable imaginación de Antoni Gaudí. En las primeras fases del proyecto, el arquitecto Josep Bocabella recibió el encargo de construir una iglesia dedicada a la Sagrada Familia. Quería hacer una réplica del santuario de Loreto, supuestamente la iglesia en la que el Espíritu Santo creó a Cristo a través de la Virgen María. Hubo tantos desacuerdos sobre este proyecto que al final fue un joven aprendiz de 31 años, armado con un proyecto mucho más ambicioso, quien se hizo cargo de la construcción. Fue la llegada a la escena de uno de los más grandes arquitectos de todos los tiempos. Ningún proyecto neogótico clásico de la época, Gaudí no seguía ninguna tendencia, él era la tendencia.  Muy piadoso, decía que Dios había creado la naturaleza y que, por tanto, para honrar a Dios, tenía que imitar a la naturaleza. Estás ante una basílica orgánica, viva, muy alejada de las catedrales clásicas. Es una oda a la naturaleza, un himno a la vida y un poema místico. Algo mucho más grande que la religión, algo que nos trasciende a todos. Por eso no debe sorprender que, con 4,5 millones de visitantes al año, la Sagrada Familia sea EL monumento más visitado de España, ¡por delante de la Alhambra de Granada y el Museo del Prado de Madrid! Pero ¡eso es todo lo que se necesita para financiar un proyecto tan gigantesco! Sí, como la basílica es un monumento expiatorio, sólo puede financiarse con limosnas y, por extensión hoy en día, con la venta de entradas. Los ingresos anuales de 110 millones de euros permitirán la continuación de las obras. En 2018 se firmó un acuerdo histórico entre los promotores y la ciudad de Barcelona. ¡La Sagrada Familia puede presumir ahora de ser la única catedral a la que se ha concedido licencia de obras! Pero retrocedamos en el tiempo. Gaudí trabajó sin descanso en la obra de su vida. Incluso dormía en allí. Le dedicó los últimos 12 años de su vida. En 1926, el arquitecto fue atropellado por un tranvía y murió sin dinero. Su funeral atrajo a miles de personas, y la construcción, que se había convertido en parte integrante de la vida barcelonesa, continuó sin él. Pero entonces, en 1936, hubo un golpe de estado en España. Guerra civil, luego guerra mundial. La locura de la historia nos alcanzó una vez más, y la oficina de Gaudí fue quemada hasta los cimientos, desapareciendo en el humo sus planos, dibujos y cálculos de inconmensurable riqueza. Los restos que sobrevivieron a las llamas se custodian ahora con cariño y se descifran en un intento de seguir los planos al pie de la letra. Gaudí quiso contar la vida de Cristo a través de tres fachadas: El Nacimiento, La Pasión y La Gloria. La fachada del Nacimiento, que tienes ante ti, es la única que Gaudí vio terminada. Representa el nacimiento de Cristo en música y su vida humana. Con un colorido árbol de la vida flanqueado por 21 palomas. Gaudí explica que empezó por ésta porque si hubiera construido primero la fachada de la Pasión, que era dura y árida, la gente se habría quejado. Toda la fachada es Patrimonio Mundial de la UNESCO. Ahora da la vuelta al otro lado para ver la fachada de la Pasión, diametralmente opuesta.