Castillo de Angers

¡Este peñasco rocoso ha estado habitado por el hombre desde el Neolítico, hace unos 4.000 años! El emblema de la ciudad se despliega frente a ti en forma de un inmenso castillo medieval de dimensiones impresionantes. Al menos 17 torres rodean las murallas del castillo, que miden casi 1 km. Fue construido en el siglo XIII en el punto más alto de la ciudad, un lugar estratégico para protegerla y vigilar los alrededores. El emplazamiento ya había sido utilizado por los romanos, que habían establecido allí su ciudad antigua, llamada Juliomagus, así como por los galos antes que ellos, para defenderse. Entonces se estableció una residencia episcopal perteneciente al obispo de la ciudad. En el siglo IX, los vikingos amenazaron la ciudad y se construyó aquí el primer castillo condal para vigilar el río Maine. Fue en el siglo XIII cuando Blanca de Castilla, madre de Luis IX, futuro rey de Francia Saint-Louis, ordenó la construcción de la gran fortaleza que vemos hoy en día. La construcción inicial duró 12 años, pero harían falta varios siglos de ampliaciones, renovaciones y modificaciones para que tuviera su aspecto actual. Con el paso de los años, se convirtió en la más grande fortaleza del valle del Loira. Para entender por qué el castillo se convirtió en uno de los más importantes de Francia, hay que fijarse en el contexto histórico: en aquella época, Angers era una de las grandes potencias del Imperio Plantagenet, directamente vinculada a Inglaterra. Cuando Francia se apoderó de Normandía y Anjou, a principios del siglo XIII, tuvo que reforzarse para evitar ataques enemigos, sobre todo del Ducado de Bretaña, que estaba justo al lado y siempre bajo la influencia del Reino de Inglaterra. Por eso era imperativo entonces construir un castillo defensivo en el corazón de Angers. Y, por suerte, ¡ha llegado hasta nosotros! Habitado durante muchos años por los duques de Anjou, cuenta con una capilla y una casa real construidas en 1450 por Renato I de Nápoles, uno de los duques que marcaron la historia de la ciudad, dedicando su reinado al desarrollo de la región. A su muerte, el castillo pasó a ser propiedad real y se utilizó como prisión durante varios siglos. Hoy en día, es uno de los lugares más visitados de la región, que recorre la historia de los duques que vivieron aquí a través del pequeño castillo, la vivienda señorial y los espléndidos jardines dispuestos en el patio. Pero también alberga una de las obras maestras más singulares del mundo, el Tapiz del Apocalipsis, de 104 metros de largo, que lo convierten en el tapiz medieval más grande conocido en la actualidad. Encargado por Luis I de Anjou en el siglo XIV, ilustra el texto de San Juan del siglo I, parte del último libro de la Biblia, a través de 71 escenas creadas en un tiempo récord. Está inscrito en el Registro de la Memoria del Mundo de la UNESCO, ¡no te lo pierdas!