Monumento de Washington

Aquí tienes uno de los muchos símbolos de la ciudad: el Monumento a Washington. Hace referencia a George Washington, en cuyo honor se construyó. George Washington fue el primer presidente de Estados Unidos: fue elegido líder del país en 1789, tras desempeñar un papel destacado durante la Revolución Norteaméricana. Incluso participó en la redacción de la Constitución, una de las más antiguas aún en vigor. La Declaración de Independencia de Estados Unidos tuvo lugar el 4 de julio de 1776, tras una guerra entre Gran Bretaña y las Trece Colonias americanas. Pero veamos todo esto de nuevo. Antes de convertirse en los Estados Unidos de América, los territorios norteamericanos fueron colonizados por los ingleses, que fundaron gradualmente lo que más tarde se conocería como las Trece Colonias a lo largo del siglo XVII. Entre ellas se encontraban Nueva York, Virginia y Georgia. Estas colonias fueron el origen de la guerra y de la Declaración de Independencia. Porque los colonos ingleses, que ya vivían en condiciones difíciles, no aceptaban que Gran Bretaña les impusiera un nuevo impuesto. Además, no sólo había colonos ingleses en estas colonias, también había alemanes, suizos, holandeses y franceses, por lo que no estaban necesariamente del lado de Gran Bretaña. Si a esto añadimos la construcción gradual de una identidad estadounidense entre los colonos nacidos allí, es facil comprender como estalló la Guerra de la Independencia. George Washington, nombrado entonces Comandante en Jefe del Ejército Continental (el de las Trece Colonias), reunió a soldados de cada una de ellas y condujo hábilmente a las tropas hasta la victoria. La independencia de Estados Unidos se proclamó en 1776, y la Constitución se aprobó en 1787 y entró en vigor en 1789, cuando George Washington fue elegido primer presidente del país. Por eso el monumento que tienes ante ti es un verdadero símbolo para la ciudad, pero también para todo el país, ya que rinda homenaje al hombre que la fundó! La construcción de este obelisco de 169 metros de altura comenzó en 1848, pero se interrumpió durante varios años por falta de financiación. Terminado por fin en 1885, era entonces el monumento más alto del mundo. Sin embargo, éste récord pronto fue destronado por la Torre Eiffel en 1889. Pero no importa, aún hoy sigue siendo una de las visitas indispensables de la ciudad de Washington, que a su vez tomó el nombre de esta gran figura estadounidense, ¡un padre fundador que dejó su huella en la historia de su país! Puedes subir a la cima para disfrutar de una magnífica vista de la Explanada Nacional y sus principales monumentos. Para ello debes hacer una reserva con suficiente anticipacion o intentar conseguir las entradas adicionales que suelen ponerse a la venta el día anterior a tu visita. Cabe destacar que, aunque la entrada es gratuita, hay un cobro de un dólar por hacer la reserva.