Michaelerplatz

Estás en la que se considera la plaza más bonita de la ciudad, la Michaelerplatz. Esta plaza barroca construida a finales del siglo XIX tomó el nombre de la iglesia de San Miguel, donada en el siglo XIII para servir de iglesia parroquial a los servidores de la corte. ¡Fíjate bien en ella, es uno de los pocos edificios románicos de Viena y data de 1219! La plaza, muy irregular a lo largo de los siglos, fue rediseñada durante la construcción de esta inmensa fachada norte del Hofburg que se alza ante ti. La fachada se llama Michaelertrakt. Se pensó en la década de 1700, para ser una fachada exuberante curvada hacia el centro de la ciudad, pero su construcción no comenzó hasta 1880 con la demolición del antiguo teatro. ¡La puerta principal está flanqueada por cuatro grupos de Hércules, cada uno tallado en un bloque de 25 toneladas! Mira también a cada lado de la fachada. Tienes dos fuentes monumentales. Uno titulado poder sobre el mar y el otro poder sobre la tierra. No olvides echarles un vistazo más de cerca para admirar todos sus detalles. Nacieron de la mano de dos escultores diferentes y se inauguraron respectivamente en 1895 y 1897. Ambas están clasificadas como patrimonio histórico. Al otro lado de la plaza se encuentra el Palacio Herberstein, construido en el emplazamiento del antiguo Palacio Dietrichstein, que albergaba el Café Griensteidl. Esto no te dice mucho, pero debes saber que fue un legendario café literario donde se reunió toda la élite intelectual vienesa. A tu derecha, el Looshaus, es uno de los principales edificios del modernismo vienés y marca un contraste con el tradicional entorno barroco del casco antiguo de Viena. Y para completar este recorrido por el estilo y la época, incluso tiene, en el centro, ruinas romanas y cimientos medievales descubiertos durante los trabajos de desarrollo de la plaza. Un recorrido completo que nos recuerda la importancia de Viena desde la antigüedad hasta nuestros días.