Catedral San Mauricio

Vienne es muy conocida por haber sido una de las ciudades galo-romanas más importantes de su época, pero también por haber sido más tarde una ciudad clave en la historia del cristianismo. De hecho, fue una de las primeras ciudades francesas en construir una catedral, ya en el año 314. Si te das la vuelta la verás justo delante de ti. Varios edificios se han venido sucediendo en este lugar, pero fue en el siglo XII, cuando se comenzó a construir la catedral que ves. Pasaron más de 4 siglos hasta que se terminó por completo. Por ello, en su nave y coro se pueden encontrar tanto el estilo románico como el gótico. Fue consagrada por el papa Inocencio IV en 1251. La fachada, en cambio, no se construyó hasta el siglo XVI. Sus vidrieras y esculturas fueron destruidas por los hugonotes durante las guerras de religión que tuvieron lugar posteriormente. Durante la Revolución se utilizó como pajar y cuartel, y en 1804 se destruyeron dos de sus claustros y tres de sus capillas. Y en 1869, un incendio destruyó también la torre norte. Como puedes constatar, la catedral de San Mauricio requirió varias restauraciones para poder recuperar su antiguo esplendor, lo que se materializó a finales del siglo XIX. No obstante, se puede admirar su bella arquitectura y sus imponentes muros, con vistas al centro de Vienne. Si está abierta, te recomiendo que entres para descubrir su extraordinario interior, con sus refinadas decoraciones, entre las que destacan una serie de tapices flamencos del siglo XVI, distinguidas esculturas, vidrieras de gran interés y un hermoso altar mayor. El rey Bosón fue enterrado en esta catedral en el año 887, el papa Calixto II fue coronado a su vez en 1119 y el Concilio de Vienne se celebró aquí de 1311 a 1312. Esta última fecha es importante porque fue durante esta congregación cuando se abolió la Orden del Templo. Esta orden religiosa de caballería cristiana había trabajado durante toda su existencia para proteger y acompañar a los peregrinos en su camino a Jerusalén. El Papa Clemente V, que presidía el Concilio de Viena, formado por 114 obispos y abades, decidió disolver la Orden bajo la presión del rey Felipe el Hermoso. Este acontecimiento tuvo una gran repercusión en la historia medieval europea, y es por ello que seguro has oído hablar de la Orden del Templo. Por todo ello, la catedral de San Mauricio tiene un significado muy especial, además de contar con una magnífica arquitectura.