Hotel de los Embajadores

Recorrer esta interminable fachada de arriba abajo, de derecha a izquierda, es como recibir una asombrosa lección de arquitectura de alto nivel. Y el tema es el antiguo Hôtel de los Embajadores. Nadie sabe cuándo comenzó realmente su historia. Sin embargo, su aparición en las primeras guías turísticas y de turismo atestigua una importante actividad en torno a 1858. Pero esto no fue más que el principio de su éxito, ya que tras varias campañas de ampliación, el Hôtel de los Embajadores se consolidó como uno de los pesos pesados de la hostelería de Vichy a finales del siglo XIX. Además de su capacidad máxima de alojamiento de más de 400 huéspedes, el hotel puede acoger hasta 200 comensales en su restaurante, incluidos todos los servicios, y 500 personas en su salón de baile. También dispone de sala de fumadores, sala de billar, caballerizas con palcos y un sinfín de servicios de lujo e instalaciones innovadoras para la época. Entre ellos, ascensor, teléfono, calefacción en las habitaciones e iluminación eléctrica, instalados en 1900 por los propietarios del establecimiento, la familia Roubeau-Place. Por si el Hôtel de los Embajadores no fuera lo bastante grande, posteriormente se añadieron villas contiguas. Y, con el permiso de la ciudad, se creó toda una red de pasadizos subterráneos que comunicaban directamente con el edificio principal, para que los huéspedes alojados tuvieran acceso permanente a todas las zonas comunes y servicios ofrecidos. Durante la Primera Guerra Mundial, el Hôtel se convirtió temporalmente en un hospital militar donde se practicaba la cirugía reconstructiva facial. Durante la Segunda Guerra Mundial, se convirtió en la sede del cuerpo diplomático del gobierno del mariscal Pétain. Restaurado, modernizado y embellecido aquí y allá, como con la adición del gran techo de cristal Art Déco diseñado por Francis Chigot, el hotel sigue atrayendo a mucha gente. Famosos como el novelista belga Georges Simenon, conocido por sus novelas policíacas. Pero también equipos de rodaje en busca de ricos decorados. Siempre dispuesto a destacar, e incluso a reinventarse, el Hotel de los Embajadores no escapó al cierre en torno a 1989. Desde 1998, sus pisos se han convertido en apartamentos privados. En cuanto a su antiguo comedor, ahora es un bar elegante y acogedor.