Fuente Lardy

A las puertas del parque con el que comparte nombre, el manantial de Lardy es, con diferencia, lo primero que se percibe en el paisaje. Pero si hubieras estado aquí unos siglos antes, déjanos decirte que el efecto contrario habría sido más probable. Al igual que sus compañeros, el manantial de Lardy fue descubierto mediante perforación. Esto ocurrió en 1844, y sólo cuatro años después, el manantial fue explotado. Para oficializar su presencia, se construyó en el lugar la primera fuente para beber. Pero nada espectacular comparado con lo que hoy tienes ante tus ojos. La instalación consistía en una salida de agua en una pila de piedra volcánica, rematada por una campana de cristal, con dos pequeños quioscos de madera. La estética se tomó realmente en serio a partir de 1901, cuando el arquitecto Antoine Percilly diseñó el pabellón actual. La pieza central de su obra es la elegante galería que en antaño abarcaba la zona de bebidas. No parece gran cosa, pero es uno de los últimos vestigios en Vichy de la moda de las fábricas de madera, desarrollada entre pesados edificios de piedra y arquitectura metálica. En 1925, la campana de cristal fue sustituida por una cúpula de madera de 10 metros de altura. Y todo el perímetro interior del pabellón se cubrió con este colorido mosaico Art Déco, compuesto por no menos de 400.000 piezas. En 1965, el Establecimiento de baños de 3ª clase, que había abierto 100 años antes al lado, cerró sus puertas. Y en 1969, el manantial de Lardy se secó definitivamente debido a la sobreexplotación del espacio subterráneo. Según ciertos registros, el agua que salía del manantial, además de tener un alto contenido en hierro y minerales, tenía la extraña característica de volver negros los dientes. Un inconveniente que en absoluto ahuyentaba a los consumidores, ¡todo lo contrario! Armados con una pajita para proteger el esmalte de sus sonrisas, los nobles estaban dispuestos a todo con tal de disfrutar del eufórico efecto del agua. Sobre todo las damas, para las que la sensación en la boca era parecida a la del champán. Actualmente ocupado por el Centro Universitario de la ciudad, el majestuoso pabellón del manantial de Lardy recuerda a diario que aquí, «antes de cultivar la mente, se trataba el cuerpo».