La Basílica de Santa Maria della Salute

En Venecia no es necesario estar en la Plaza de San Marcos para ser un monumento emblemático. Situada en el barrio Dorsoduro, y casi en el extremo sur del Gran Canal, la Basílica de Santa Maria della Salute es un hito espacial y simbólico para los venecianos. A principios del siglo XVII, la ciudad italiana se vio gravemente afectada por una epidemia devastadora de peste. Un poco desesperado por la situación, el Senado de Venecia solicita la protección de la Virgen María para poner fin a esta enfermedad, que diezmó a casi un tercio de la población en solo dos años. Milagrosamente liberada de este episodio de peste, después de este pedido de protección al cielo, Venecia ve construir en 1631 la basílica de Santa Maria della Salute, a modo de agradecimiento. La ubicación seleccionada para la realización del proyecto, aunque grandiosa a orillas del Gran Canal, requerirá la implantación de más de un millón de pilotes de madera, para apoyar la imponente estructura barroca. Tras varias demoliciones y 56 años de obras, se completó la construcción del edificio. Su particular forma octogonal, sus dos cúpulas y sus dos campanarios hacen de la basílica una atracción veneciana visible desde los muelles de enfrente. Si el exterior está marcado por una gran riqueza de detalles y formas, con estas 125 estatuas, el interior es más limpio y sobre todo abundantemente bañado de luz.