Plaza Saint-George

¡A todos les encanta la Place Saint-Georges! Siempre bulliciosa con sus terrazas llenas en verano. Pero no lo parecería, ¡pues durante mucho tiempo fue el terrible lugar donde se encontraba el cadalso y dónde sucedían las ejecuciones públicas! En la Revolución, la renombraron como Place Calas, por el famoso caso Calas que sacudió a Toulouse y al resto de Francia en los años 1760. Jean Calas era un comerciante protestante de la ciudad. Cuando encontraron a su hijo estrangulado en su casa, ¡lo acusaron a él, a la criada y a la familia entera de haberlo asesinado para evitar que se convirtiera al cristianismo! El caso fue un conflicto religioso entre protestantes y católicos y no tenía ningún valor judicial real ni pruebas tangibles, ni testimonios sólidos que incriminaran al pobre Jean Calas. Pero, en esa época, no se necesitaban tantas pruebas. Había un truco genial cuando faltaban testimonios en un juicio, era el “monitoreo para revelaciones finales”. Básicamente, era un sistema que se basaba en testimonios falsos de pobres feligreses amenazados y sometidos por los curas bajo pena de excomunión. Debido al monitoreo, igualmente fue condenado, cito: “a ser expuesto durante 2 horas en una rueda, después de lo cual sería estrangulado y arrojado a una hoguera para ser quemado”. Torturado durante horas, no confesaría nada. Voltaire, el primer filósofo en involucrarse en un asunto público, lo defendió y le dedicó su tratado sobre la tolerancia. Logró la revisión del juicio, la rehabilitación de la memoria del difunto y la absolución del resto de la familia. Pero bueno, el daño estaba hecho. En realidad, si el hijo había sido encontrado estrangulado en su casa, era porque la familia había querido ocultar su suicidio, desatándolo de la cuerda con la que se había ahorcado. Hay que saber que en ese momento, arrastraban a los suicidas boca abajo detrás de un caballo antes de arrojarlos a la basura. Esta práctica común bajo el Antiguo Régimen se llamaba el “mojón de la infamia” y solo se eliminó después de la Revolución francesa. Con esta triste nota, regresa al presente y disfruta de la dulzura de vivir que ahora reina en la hermosa Place Saint-Georges.