Leyenda del Cristo de las Cuchilladas

Ya que pasamos por la iglesia de los Santos Justo y Pastor, cuna de una de las leyendas más famosas de Toledo, y estamos en la ciudad que forja las mejores espadas del mundo, aprovecho para contarte una pequeña historia de capa y espada. Corría el año 1467, y en Toledo, como en Verona, dos familias estaban en guerra. No eran los Montescos y Capuletos, sino los Silva y los Ayala. Como habrás adivinado, doña Isabel Silva estaba enamorada de don Diego Ayala, y sus respectivas familias no estaban nada contentas con ello. Una noche, cuando don Diego se dispuso a encontrarse en secreto con su amada, pasó por la plaza de San Justo, donde te encuentras ahora, y, como buen cristiano, se detuvo en la iglesia a rezar. Es entonces cuando oyó los gritos de una damisela en apuros pidiendo auxilio. Sin perder un instante, sacó su espada y corrió hacia el alboroto, descubriendo para su asombro que unos hombres armados, enviados por su propia familia, retenían a su amada y la pretendían secuestrar. Nuestro héroe se lanza en cuerpo y alma a la batalla, pero los atacantes eran demasiado numerosos y Don Diego apenas alcanzaba a proteger a Isabel. Ambos acabaron arrinconados contra el muro de la iglesia, y él comenzó a rezar por su salvación. En ese momento, los muros de la iglesia se abrieron como por arte de magia, envolviendo a los amantes. Los secuestradores se quedaron inmóviles, sin saber qué hacer. Rodearon la iglesia e intentaron derribar la puerta principal, pero fue en vano. Entonces se produjo otro milagro y las campanas de la iglesia empezaron a sonar, con tanta fuerza que todos los habitantes, presos del pánico, salieron corriendo de sus casas, lo que provocó que los ladrones huyeran totalmente aterrorizados ante tantos milagros inexplicables. Así que ahora ya conoces la leyenda del Cristo de las Cuchilladas.