Clínica Gratuita de Haight Ashbury

¿Ves la casa grande de la esquina? Es la Clínica Gratuita de Haight Ashbury. Fue fundada en 1967 por el Dr. David Smith, que por entonces dirigía la unidad de análisis de drogas y alcohol del Hospital General de San Francisco. Durante el Verano del Amor, cuando decenas de miles de hijos de las flores se encontraron bailando descalzos por las calles mientras consumían drogas, se dispararon las necesidades sanitarias de una población muy estigmatizada. David Smith se inspiró en los Diggers, que distribuían comidas gratuitas. Gracias a una donación de la iglesia, fundó la primera clínica médica gratuita no sectaria de Estados Unidos. La idea va más allá de la asistencia sanitaria gratuita, también se trata de no juzgar y no discriminar a una población porque no compartas su punto de vista. Así que, por supuesto, tras la imagen feliz de flores en el pelo y una comunidad solidaria, también están las ETS o enfermedades de transmisión sexual por sus siglas. y la neumonía de todos esos jóvenes semidesnudos que pensaban que en San Francisco hacía calor en verano. No, no hace tanto calor. Añade a eso los intentos fallidos de aborto y los malos viajes, por no hablar de la intoxicación alimentaria, y tendrás una larga cola de hippies a las puertas de la clínica. La ayuda económica que permitió sobrevivir a la clínica procedía inicialmente de la industria del rock’n’roll, que organizaba conciertos benéficos; más tarde, cuando los hippies se marcharon, los nuevos pacientes eran adictos a drogas más duras. Muchos eran veteranos de Vietnam que volvieron a casa con adicción a la heroína. En ese momento, el estado intervino y la clínica recibió financiación gubernamental. Esta pequeña casa lanzó el movimiento, y se abrieron más de 1.200 clínicas en todo el país. Sobre todo, promovió la idea de que la adicción es una enfermedad médica y un problema de salud pública, no una actividad delictiva. Todavía en funcionamiento hoy, se basa en el principio de que el acceso a la asistencia sanitaria es un derecho, no un privilegio (no olvidemos el contexto particular del sistema sanitario estadounidense). Es un lugar solidario que ofrece revisiones y atención especializada para problemas de salud relacionados con la falta de vivienda, la pobreza y la adicción.