Vista de la fortaleza

Sobre este puente que cruza el río Salzach tienes una vista inmejorable de la famosa fortaleza de Salzburgo, la Hohensalzburg. Es uno de los lugares imprescindibles de la ciudad y de Austria en general, pero mientras llega el momento de visitarla, aquí tienes unas palabras sobre este imponente edificio.

Situada en lo alto de la colina llamada Festungsberg, es uno de los castillos medievales más grandes de Europa. Sus dimensiones impresionan: 250 metros de largo y 150 metros de ancho. Fueron los príncipes-arzobispos de Salzburgo quienes mandaron construir esta enorme fortaleza, destinada a defender la ciudad, vigilar los posibles ataques enemigos y mostrar todo su poder.

Su construcción comenzó en 1077 por orden del arzobispo Gebhard von Helfenstein. En aquel momento era mucho más pequeña. Siglos de construcciones, ampliaciones y reformas le han dado el aspecto que ves hoy.

Para visitarla, tendrás que subir a pie durante unos veinte minutos o tomar el funicular. Este ha sido restaurado, pero conviene saber que probablemente fue uno de los primeros funiculares construidos: en 1515 ya se había habilitado un primer sistema para transportar mercancías hasta el castillo. Claro, no tenía nada que ver con los funiculares actuales, pero la idea nació ahí. Asediada en el siglo XVI, tomada por las tropas francesas en 1800, convertida en prisión en el siglo XX… esta fortaleza tiene una historia cargada de episodios.

Y no es para menos: ¡cuenta con más de diez siglos de existencia! Aun así, sigue siendo uno de los castillos mejor conservados de Europa y, además, uno de los más grandes. Su visita te sumerge en el corazón de la historia de Salzburgo y te regala unas vistas espectaculares de la ciudad y sus alrededores. Ahora bien, volvamos al otro lado del Salzach para seguir nuestro recorrido.