El convento de San Estebán

Cuando llegas a las puertas del convento de San Estebán, enseguida te das cuenta de que estás ante uno de los edificios más destacados de Salamanca. Con su grandiosa iglesia, su opulenta fachada y su claustro de dos plantas, definitivamente no le hace falta nada. Su construcción, que tuvo lugar entre los siglos XVI y XVII, confirma el poder de la orden dominica en Salamanca, llegada hace 3 siglos. Durante cientos de años, el complejo religioso fue un importante centro de estudios y teología. No solo fue la cuna de la legendaria universidad de la ciudad, sino que incluso se dice que un tal Cristóbal Colón se alojó allí en vísperas de su travesía oceánica. Y ya que hablamos de locuras, echa un vistazo a la fantástica obra arquitectónica de la iglesia. Aunque el estilo dominante es el gótico, la decoración del interior del arco expresa toda la belleza del estilo plateresco. Se trata de una bella palabra para describir un movimiento arquitectónico español caracterizado por una gran exuberancia ornamental e influencias mudéjares, como es típico en Andalucía. Los relieves del nivel superior muestran a Cristo en la cruz. Los del nivel inferior representan el martirio de San Estebán, patrón de la iglesia. Si te apetece continuar tu visita por el interior, hay un paso imperdible. Se trata del confesionario donde Santa Teresa de Ávila, figura capital de la espiritualidad cristiana, solía confesar sus pecados. Quién sabe, puede que te interese hacer lo mismo…