Clerecía

En su conjunto de sitios religiosos de gran valor, Salamanca incluye sin dudar la Clerecía. Esta obra barroca fue financiada y construida en el siglo XVII, a instancias del rey Felipe III y su reina Margarita de Austria. Dos personajes históricos cuyo compromiso era formar seminaristas para extender la fe por el mundo. Todo muy bien, pero volvamos al monumento. Hay deliberadamente dos partes. La primera es pública e incluye tanto la iglesia como los colegios donde los jesuitas enseñaron, hasta su expulsión en el siglo XVIII. En cuanto a la segunda parte, es privada, ya que es la residencia de los monjes. Es la iglesia que estás viendo ahora, con su hermosa fachada, grandes columnas y dos altas torres. Además de contener una sola nave y capillas comunicadas entre sí, bajo una cúpula de 50 metros de altura, también incluye un inmenso claustro barroco español de 3 pisos. Debe de ser todo un espectáculo, ya que muchos estudiosos lo consideran uno de los mejores de España en su género. Además, desde 1940, tras sus muros se encuentra la Universidad Pontificia de Salamanca. Con la llegada de esta institución, el culto en la Clerecía desapareció por completo, a excepción de las ceremonias nupciales de antiguos alumnos o personas relacionadas con la Clerecía.