Puerta de Santo Tomás

La puerta de Santo Tomás, por la que pasarás de camino a la playa de l’éventail, se construyó en 1740, en plena expansión de la ciudad. Anteriormente se la conocía como puerta de Sillon, porque daba a la zona de arena que unía Saint-Malo con el macizo. En la actualidad, es la tercera puerta que lleva el nombre de Saint-Thomas. La primera era la puerta de acceso al castillo, que en aquella época se abría directamente al exterior de la ciudad, y la segunda se construyó junto a la torre Quic en Groigne. Fue también cerca de esta puerta donde se instaló el llamado “Establecimiento de baños” en la década de 1830, que era donde se daban los primeros baños en el mar. Antes del siglo XIX, la gente no iba a la playa. El turismo balneario se originó en Gran Bretaña, donde el agua de mar se utilizaba del mismo modo que las aguas termales, por sus virtudes terapéuticas. El fenómeno se extendió después por el Canal de la Mancha hasta la costa normanda. Y luego, con la llegada del ferrocarril, a todos lados. Si hubieras venido a visitar Saint-Malo dos siglos antes, habrías acudido a la oficina de baños para alquilar tumbonas y cabinas móviles  tiradas por caballos para cambiarte de ropa. Sin embargo, en aquellos tiempos todavía no se vestían bañadores ¡hombres y mujeres disfrutaban de playas separadas y se bañaban completamente vestidos! Ahora nos dirigiremos playa abajo hacia el Fuerte Nacional. Pero antes, unas nociones básicas de seguridad: ve al Fuerte Nacional sólo si hay marea baja, insisto: marea baja. Si por desgracia esto no es posible en este preciso momento, no dudes en escuchar esta audioguía más tarde, durante una visita al fuerte, o en este mismo momento, observándolo desde la distancia. Si no puedes acceder, no bajes a la playa, sino continúa a lo largo de las murallas hasta el bastión del Fuerte de la Reina.