Hoguera de Juana de Arco

Ce point d’intérêt est disponible en audio dans le circuit: Visitar Ruán, La puesta en ‘Sena’ de Normandía
Si hay una fecha que Ruán no olvidará pronto, es el 30 de mayo de 1431. Y si hay un lugar del que Ruán nunca querrá separarse, sin duda es éste. Suma las dos cosas y estarás en camino de oír las últimas palabras y respirar el último aliento de Juana de Arco, una figura clave en la historia de Francia. Juzgada cobardemente por los ingleses, La Pucelle fue condenada injustamente a morir quemada, en la hoguera de la plaza del Viejo Mercado. Todo esto con el fin de socavar la legitimidad del rey Carlos VII, y obligarla a admitir sus pecados como bruja a los ojos de todos.
La hoguera, supuestamente demasiado alta, impidió que Geoffroy Thérage, el maestro perseguidor de Ruán, estrangulara a la joven antes de que las llamas la alcanzaran. Así que Juana de Arco, vestida con un traje de azufre más abrasivo y con una mitra, un gorro de papel en el que estaban escritos sus pecados, pereció viva en una agonía atroz ante las autoridades inglesas, representantes de la Iglesia y una gran multitud. En ese momento de su vida, el último capítulo, sólo tenía 19 años. Para asegurarse de que no quedara nada de su cuerpo, se dice que se llevaron a cabo tres cremaciones en rápida sucesión. La primera mató a Juana de Arco por intoxicación. La segunda, la más larga, consumió todo su cuerpo, dejando sólo las entrañas y el corazón, órganos demasiado húmedos. Y la tercera termina el trabajo hasta obtener cenizas y restos óseos, que al parecer se arrojan al Sena, para evitar el riesgo de cualquier reliquia.
Tras la tragedia, un nuevo juicio, exigido por la madre de Juana y con el acuerdo del Papa, rehabilitó a la mártir en julio de 1456. En 1909, La Pucelle fue beatificada por la Iglesia y en 1920 fue finalmente canonizada. Verdadera figura histórica y heroica de nuestro país, Juana de Arco se ha convertido en un mito que ha despertado el interés internacional. En Ruán, su presencia aún puede verse en el cartel que indica el lugar exacto donde se clavó la estaca. También se puede apreciar en la gigantesca cruz conmemorativa erigida cinco siglos después de su muerte. Además, está la estatua de Maxime Real del Sarte, inaugurada en 1929, de la que existen dos réplicas monumentales a orillas del Río de la Plata en Buenos Aires, Argentina, y en la Universidad de Montreal, Quebec.

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