Piazza del Popolo

Hemos llegado a una de las plazas más populares de Roma. La Piazza del Popolo, o Plaza del Pueblo. Pero el nombre proviene en realidad de los álamos que la rodeaban. En latín álamos se dice populus, o, en otros contextos, “populus” puede significar “pueblo”. Fue diseñada entre 1811 y 1822 para dar la bienvenida a los visitantes que llegaban a Roma a través de las puertas de la ciudad. Estás viendo la famosa Puerta del Popolo. Fue reconstruida en el lugar de la antigua Porta Flaminia, que formaba parte de las murallas de Adriano. Si la atraviesas, verás una inscripción grabada que dice “Que tu entrada sea alegre y feliz”. El interior de la antigua puerta fue decorado posteriormente por Bernini, en honor a la inminente visita de la reina Cristina de Suecia. Justo al lado de la puerta se encuentra la interesante Basílica de Santa Maria del Popolo, donde se pueden admirar obras del artista Caravaggio, así como mosaicos sobre la creación del mundo de Rafael en la Capilla Chigi. Al otro lado de la plaza, sorprendentemente idénticas, se encuentran las iglesias gemelas de Santa Maria dei Miracoli y Santa Maria in Montesanto. Ya estamos acostumbrados a ver obeliscos egipcios en el centro de las plazas romanas. En la época de Ramsés II, este obelisco de 36 metros de altura, cubierto de jeroglíficos, adornaba el templo de Ra, el dios egipcio del Sol, en la ciudad de Heliópolis. Fue traído por el emperador Augusto para adornar el Circo Máximo y trasladado a esta plaza por el Papa Sixto V. Las dos fuentes monumentales situadas a ambos lados de la plaza también merecen una visita. En un lado está la fuente de Neptuno, que representa al dios romano de las aguas vivas de pie con su tridente, rodeado de dos tritones, divinidades griegas de las profundidades marinas. En el extremo opuesto, se encuentra la fuente de la diosa de Roma, con la personificación de la fundación de Roma de pie sobre una concha de vieira gigante, acompañada de dos alegorías masculinas que representan los dos ríos de Roma, el Tíber y el Aniene. A sus pies, por supuesto, está la Loba Capitolina amamantando a Rómulo y Remo, símbolo de la leyenda de la fundación de Roma.