Catedral de Rodez

No hay mejor lugar para empezar que el monumento más famoso de la ciudad, descrito por muchos como “una experiencia que hay que vivir”. Estamos hablando de la Catedral de Notre Dame de Rodez. Te encuentras ante los robustos muros de un edificio construido entre los siglos XIII y XVI, cuya altura te obliga a levantar la vista. Aunque es fácil confundirse, se trata de una catedral, no de una fortaleza. Tiene su propio carácter especial, que la distingue de los demás monumentos con los que probablemente te encuentres más adelante en tu visita. ¿Buscas una pista? ¡La tienes delante de ti! Fíjate bien en el monumento… ¿Notas algo inusual? Parece brillar ligeramente, sobre todo cuando los suaves rayos del sol la tocan. Esto se debe a la arenisca rosa, una roca sedimentaria formada por granos de arena y roca, que recubre la catedral. Notre Dame de Rodez parece una gran dama y domina la ciudad: sentada orgullosa en su trono, con una fachada asimétrica e inacabada que le confiere su encanto. Sin embargo, al situarte frente a ella, no puedes evitar fijarte en otro pequeño detalle mientras la contemplas que te hace dudar. Pero, ¿dónde está la puerta? Sigue siendo un misterio… A los lugareños les gusta decir que se hundió en la antigüedad. Pero ten por seguro que hay otra entrada detrás del edificio. Después de todo, sería loco si no pudieras entrar en esta inmensa residencia, que oculta una de las vistas más impresionantes y memorables. Descubrirás tres siglos de construcción, con la posibilidad de ver la Capilla del Santísimo Sacramento y el Retablo del Ángel Guardian, sin olvidar el campanario de 87 metros de altura. A muchos visitantes también les gusta admirar el órgano, cuya caja tiene más de 20 metros de altura. Pero hablemos un poco de la historia de la catedral de Notre Dame de Rodez, ¿te parece? Para darte un poco más de detalles, porque sabemos cuánto aprecias los pequeños datos curiosos, la construcción de la catedral comenzó en 1277 y, como hemos dicho antes, el edificio tardó casi tres siglos en completarse, finalizando en 1542. El monumento forma parte de la diócesis de Rodez y Vabre y ha sobrevivido a los diversos acontecimientos perturbadores que han marcado la historia de la ciudad, como la peste que asoló Europa en el siglo XII y se cobró innumerables víctimas, y Rodez no fue la excepción. Esto retrasó las obras del edificio. Sin embargo, al rediseñarse y embellecerse a lo largo de los años, conservó su encanto y su aura eléctrica, a pesar de las ocasionales escenas de saqueo, sobre todo en 725 por los sarracenos. Uno de los episodios más llamativos de la reconstrucción tuvo lugar sin duda después de la Revolución, en 1793. La catedral experimentó lo que podríamos llamar un “renacimiento arquitectónico”, y ha dejado su huella en la historia contemporánea por su resistencia a los imprevistos del tiempo. Un último pequeño misterio antes de seguir. Se dice que subir los 400 escalones proporciona una vista excepcional de la ciudad y sus alrededores.