Catedral de Rodez

Frente a ti se alza uno de los grandes monumentos góticos del sur de Francia: la catedral de Notre-Dame de Rodez. Construida íntegramente en arenisca rosa, domina la ciudad desde hace más de siete siglos. Su silueta fortificada, que en otro tiempo formaba parte de las murallas, recuerda que fue tanto lugar de culto como refugio. Las obras comenzaron en 1277, tras el derrumbe del campanario románico, y se prolongaron casi trescientos años, marcados por la Guerra de los Cien Años y la peste negra. El resultado impresiona: una nave de 107 metros de largo, bóvedas que alcanzan los 30 metros de altura y, sobre todo, una torre flamígera de 87 metros, más alta que las de Notre-Dame de París. Construida entre 1513 y 1526 por Antoine Salvanh, está decorada con delicadas esculturas y, tras subir 400 escalones, regala una vista espectacular de todo el Rouergue. Si observas la fachada occidental, notarás que no se parece a las grandes fachadas ornamentadas de otras catedrales góticas: es maciza, casi sin ventanas, porque formaba parte de las murallas de la ciudad y tenía ante todo una función defensiva. Por eso, la entrada principal se encuentra en el lateral, en el portal sur, ricamente esculpido. En el interior te esperan numerosos tesoros: un jubé gótico flamígero trasladado al transepto sur, un órgano monumental con más de 3.000 tubos y nada menos que veintisiete capillas. Algunas conservan todavía las tumbas de obispos y notables, mientras que otras albergan vitrales contemporáneos de Stéphane Belzère, creando un diálogo entre tradición y modernidad. No te pierdas tampoco las gárgolas exteriores, auténticas criaturas fantásticas encargadas de evacuar el agua de lluvia. Durante la Revolución, la catedral fue profanada y convertida temporalmente en Templo de la Razón, antes de ser restaurada en el siglo XIX. Hoy sigue siendo el corazón espiritual de la diócesis, viva al ritmo de los oficios y las peregrinaciones. Verdadero joyel gótico, Notre-Dame de Rodez es a la vez testimonio histórico, prodigio arquitectónico y lugar de fe, una visita imprescindible en pleno Aveyron.