Capilla Real de Rodez

A tu izquierda se alza la capilla real de Rodez, uno de los vestigios más notables del prestigioso colegio de los jesuitas. Fundado en 1562 por el cardenal Georges d’Armagnac, este centro tuvo un éxito inmediato: ¡ya contaba con 800 alumnos al año siguiente! Entre ellos pasaron personajes que luego serían célebres, desde el entomólogo Jean-Henri Fabre hasta el mariscal Foch, sin olvidar al pintor Pierre Soulages. La construcción de la capilla comenzó en 1581 y se completó en 1649. Su planta en cruz latina, la nave única y la cúpula evocan el estilo de las grandes iglesias jesuitas, inspiradas en Il Gesù de Roma. Desde fuera, destaca su fachada clásica, flanqueada por dos campanarios cuadrados y adornada con las estatuas de san Ignacio de Loyola y san Francisco Javier. En el interior, el barroco se revela en las bóvedas decoradas, los pilastros corintios y, sobre todo, en el gran retablo dorado que domina el altar. A lo largo de los siglos, el edificio tuvo muchos usos: colegio real, escuela central y más tarde liceo Foch. Salvada de la demolición en los años setenta, la capilla fue restaurada recientemente, sacando a la luz incluso dos frescos hasta entonces desconocidos. Hoy en día acoge conciertos y eventos culturales, al tiempo que conserva la memoria de una larga tradición educativa y espiritual. Aquí, la historia de Rodez está escrita en la piedra, entre el legado jesuita y la vitalidad contemporánea.