Lago Tjörnin

Cuanto más la recorres, más difícil resulta creer que Reykjavik sea una capital. ¡No es que no tenga lo necesario! Es solo que entre su tamaño, sus coquetas casitas y sus callejones arbolados, la ciudad se parece casi a un pueblo.

Y, la guinda del pastel, incluso hay un pequeño lago escondido en su corazón. Se trata del Tjörnin, cariñosamente llamado “el estanque” por los lugareños. Históricamente, el desarrollo urbano de Reykjavik comenzó en sus alrededores. Los numerosos edificios importantes que lo enmarcan, como el ayuntamiento, el parlamento islandés y muchos otros, son el mejor indicio.

Ya sean los lugareños o los turistas, el lago Tjörnin es unánime para pasear libremente y recargar las pilas con calma. Dicho esto, resuenan ruidos de más de 40 especies de aves, entre ellas cisnes, gansos, patos y gaviotas. Más que escucharlos, algunos incluso se hacen amigos de estas aves alimentándolas.

A decir verdad, este pasatiempo se ha vuelto tan popular que el sitio se conoce localmente como “el tazón de sopa de pan más grande del mundo”. ¡Podría serlo! Aparte de eso, cuando el buen tiempo ha pasado y el invierno se ha instalado, el lago a veces está lo suficientemente congelado como para servir como pista de hielo adicional.

En resumen, el Tjörnin no tiene una temporada para ser apreciado. Lo mismo ocurre con el clima, que puede hacerlo brillante, oscuro o incluso metálico. ¡Pero dejemos de charlar, dejemos que la naturaleza hable por sí sola!