Harpa

¿Esperabas con impaciencia el toque ultramoderno del recorrido? ¡Pues bien, se puede decir que hemos llegado!

De vidrio y acero, el Harpa se ha posicionado en pocos años como uno de los edificios más representativos de Reikiavik. Mirándolo, admitimos que cuenta con algunas ventajas.

En primer lugar, una posición ideal en el paseo marítimo que parece hacerlo casi flotar. Luego un diseño que, más que espectacular, se ha convertido en la firma del monumento. La fachada frente a la que te encuentras cuenta con nada menos que 10000 vitrales de todos los tamaños. Dimensiones ciertamente azarosas, pero totalmente deseadas por el artista danés-islandés Olafur Eliasson y el estudio de arquitectura danés Henning Larsen, a quien le debemos esta gigantesca creación.

Estos trozos de vidrio, ensamblados entre sí, presentan un aspecto alveolar, que recuerda a las columnas basálticas que salpican el paisaje islandés. Ya sabes, estas formaciones volcánicas, compuestas por prismas más o menos regulares, a menudo divididos en pedazos por roturas o flujos de lava. Ya en la foto, es hermoso, pero en la vida real, te dejamos imaginar el resultado.

Durante el transcurso del día, de la temporada y del agua, la belleza del Harpa es atemporal. Y es casi inimaginable creer que estuvo a punto de no ver la luz del día. Originalmente, el edificio debía formar parte de un proyecto más amplio encargado por los bancos. Los apartamentos, el centro comercial, los restaurantes y otras estructuras complementarias no pudieron construirse bajo el peso de la crisis económica de 2008. Como resultado, solo el Harpa, el primer edificio de la zona en construcción, salió de la tierra en 2011, después de 4 años de trabajos en cámara lenta.

Comienzos complicados, salvados por un negocio continuamente estable y rentable. Porque sí, aún no te lo hemos dicho, pero el Harpa alberga 4 salas de conciertos, un restaurante, un bar y una tienda. Todo ello en un decorado interior tan fotogénico como el exterior.