El Parlamento islandés

Déjame decirte que estás frente a uno de los pesos pesados de los edificios públicos de Reykjavik. Se destaca por su vestido de diabasa gris e impresiona por su antigüedad apenas creíble, damas y caballeros, aquí está sin más preámbulo el Parlamento islandés.

O más bien su sede. Está bueno hacer esta diferencia, porque en la historia la institución hizo su aparición mucho antes que la estructura. Y no se trata de unos pocos años de diferencia, sino de varios siglos de diferencia.

Claramente, para asistir a la fundación del Parlamento de Islandia, habría sido necesario estar en este mundo en el año 930. Así que sí, fue hace mucho, pero en cuanto al funcionamiento, no es muy diferente con respecto a lo que conocemos hoy en día. Asamblea había, reuniones también y estudio de la ley, por supuesto.

Lo único que no ha perdurado en el sistema actual es la organización de unas verdaderas fiestas populares. Cada reunión de los miembros del parlamento, era una oportunidad para jugar, bailar, asistir a peleas de caballos, participar en recitaciones de poemas o lecturas de sagas. Para aquellos a los que no les dice nada, se trata de un género literario característico de la Islandia medieval basado en relatos históricos, ficciones, incluso leyendas.

Hasta 1844 el Parlamento ejerció sus funciones en un parque nacional del suroeste de Islandia. Luego, una vez que Reikjavik se convirtió en la capital del país, la lógica hizo que la institución se trasladase dentro de ella. Como resultado, no hay tiempo que perder para alojar adecuadamente a la asamblea. Se recurrió al talento del arquitecto danés Ferdinand Meldahl para construir este edificio en 1881, ciertamente pesado y masivo, pero sobre todo la sede del Parlamento islandés.

Hoy en día, los 63 miembros electos del gobierno siguen ejerciendo su poder político detrás de estos muros, lo que permite al Parlamento más antiguo del mundo aumentar aún más su récord de longevidad.