Plaza Rallier du Baty

Nos encontramos en la plaza “Rallier du Baty”, una placita muy agradable en la que, reconozcámoslo, dan ganas de sentarse en uno de sus muchos cafés y ver pasar la vida de Rennes. Fue bautizada en 1726 con el nombre de Toussaint Rallier du Baty, alcalde de Rennes de 1695 a 1734. Ningún otro alcalde permaneció tanto tiempo en el cargo en Rennes. Si miras a la vuelta de la esquina, verás una parte de la muralla. Pero aquí se han encontrado restos mucho más antiguos. A finales del siglo XIX, la ampliación del “Grand Bazaar Parisien”, hoy sustituido por el periódico Ouest Matin, puso al descubierto 19 hitos militares de los siglos II y III ¡con inscripciones romanas! Es asombroso cuando se piensa en ello. ¡Todo lo que esta plaza ha vivido antes de que la visitaras hoy! Si quieres verlos, están expuestos en el interesantísimo museo Champs Libre. Por último, fíjate en los adoquines de esquisto morado del suelo. Señalan la ubicación de la antigua barbacana que protegía la Puerta Saint-Michel, destruida en 1868. Antes de partir, mira de cerca la fuente del centro de la plaza. Aunque pueda parecer un simple cascarón cerrado, en realidad te invita a descubrir lo que se esconde en su interior. Acércate y coloca tus ojos en los espacios habilitados. La obra, llamada “crisálida”, narra el mito medieval de Tristán e Isolda. En la base hay grabados fragmentos del libro y, si miras dentro, verás una fotografía de los dos amantes abrazados a ambos lados de la escultura, envueltos por una nube de niebla. Sigue recto, pero antes de continuar por la Calle Rallier du Baty, ve a ver lo que se esconde al final de la callejuela del mismo nombre, que se descubre a la izquierda al salir de la plaza.