Plaza de la República

Como todas las de Francia, la plaza de la República de Rennes es la vía central de la ciudad. El edificio que llama la atención, majestuoso, es el Palacio de Comercio. Se trata de la antigua Bolsa de Rennes, construida a finales del siglo XIX en el bello estilo neoclásico típico de la época. Después de la bolsa, el palacio prestó sus muros a la biblioteca municipal, la Escuela regional de Bellas Artes y luego el conservatorio de música, antes de convertirse en la oficina de correos que los locales conocen hoy, decorada con hermosos mosaicos del artista Odoricco.  Si te fijas en los arcos sobre el Passage de la Légion d’Honneur, verás dos estatuas a cada lado. Son alegorías de 4 ciudades de Ille-et-Vilaine: Vitré, Fougères, Saint-Malo y Redon. La particular forma de la plaza se debe a que el río Vilaine fluye bajo sus pies. La ciudad romana de Condate se construyó en la confluencia de dos ríos: el Ille y el Vilaine. Es una posición estratégica que la ayudó mucho económicamente. Pero no todo eran buenas noticias. Por desgracia, la parte baja de la ciudad se inundaba con regularidad, ya que el Vilaine se desbordaba a menudo. Había una gran diferencia entre la ciudad alta y la ciudad baja. La ciudad baja era el barrio pobre y húmedo. Aquí se instalaban los artesanos. Había curtidores, pañeros, tintoreros, etc. La ciudad alta, protegida del agua, era más rica. Era el barrio de la nobleza y las iglesias.  Pero en el Siglo de las Luces, llegó la hora de la apertura mental y la modernidad. A la gente ya no le gustaba esta división social. Así que aprovecharon la renovación de la ciudad tras el gran incendio de 1720 para planificar una gran reconstrucción de la ciudad baja desviando el Vilaine, drenando sus canales y rellenando las zanjas. Pero, en realidad, era muy caro y Rennes ya estaba muy endeudada. Hubo que esperar hasta el siglo XIX para ver los resultados de las obras. No hace tanto tiempo, habría que estar caminando por el barro. La plaza de la República marca el lugar donde la Vilaine separaba aún las dos partes de la ciudad. Por un lado está la antigua ciudad alta, reconstruida con gran pompa y circunstancia y que ahora es el centro burgués, y los barrios populares obreros al sur. Cruza ahora la plaza, dejando atrás el Palacio de la Bolsa, y sigue recto por la calle de Orleans hasta la Ópera.