El caso Dreyfus

Ce point d’intérêt est disponible en audio dans le circuit: Visitar Rennes, La reina de Bretaña
Estás en la calle del capitán Alfred Dreyfus, cerca del liceo Zola. Quizá no lo sepas, pero fue en Rennes donde se celebró el nuevo juicio del famoso caso Dreyfus. Hemos pensado que sería una buena idea recordar esta increíble historia, que sacudió Francia hasta sus cimientos y sacó a la luz el mayor error judicial del siglo XX. Probablemente conozcas las líneas generales, pero si quieres saber más, siéntate en uno de los bancos de la iglesia y déjame rebobinar este famoso asunto para ti. Todo empezó en París en 1894. Por aquel entonces, un soldado alemán, Maximilien Von Schartzkoppen, trabajaba en la embajada de su país. Su trabajo consistía en recopilar toda la información posible sobre el ejército francés, pero lo que no sabía era que su ama de llaves, Marie Bastian, era miembro de los servicios de contraespionaje francés. Un día, encuentra una carta en su papelera, hecha pedazos. La carta anónima promete a Maximilien un montón de información altamente confidencial sobre la artillería francesa. El jefe del contraespionaje se pone inmediatamente en contacto con el Ministro de la Guerra, quien abre una investigación. Pero la investigación no llega muy lejos, ya que pronto aparece un culpable ideal: un oficial de artillería llamado Alfred Dreyfus. En primer lugar, era alsaciano. Cuando Alemania recuperó Alsacia-Lorena, huyó para quedarse en Francia, pero los investigadores lo ven más como un infiltrado que trabajaba para los alemanes. En segundo lugar, ascendió muy rápidamente en el ejército, lo que les parece dudoso. Y por último, pero no menos importante, como sabes, es judío. No hay pruebas contra él, la letra de la carta no es la misma y Dreyfus mantiene su inocencia. Si pensabas que los juicios de la Inquisición eran historia antigua, ¡todavía no has visto nada! Se había puesto en marcha una máquina implacable. No entraré en detalles, pero hay que imaginarse que se trataba de una sucesión de investigaciones mal orientadas, acusaciones falsas e informes falsificados. Ya no buscábamos al culpable, teníamos uno entre manos. Una campaña antisemita comenzó a extenderse por todo el país. El juicio estaba perdido de antemano. Como no había nada que incriminara al acusado, el ejército esgrimió un arma infalible: un expediente que contenía pruebas supuestamente irrefutables de su culpabilidad, pero que se mantuvo ultraconfidencial. Ahora sabemos que el expediente estaba vacío. Fue humillado ante una multitud y condenado a cadena perpetua frente a las costas de la Guayana Francesa, donde sobrevivió a duras penas en condiciones terribles. Pero en 1896, el contraespionaje interceptó un nuevo documento destinado a Maximilien que, evidentemente, no había sido enviado por Dreyfus. La investigación acabó dando con el verdadero culpable, un tal comandante Esterhazy. Fue juzgado apresuradamente y absuelto sin hacer olas. Para colmo de males, el coronel Picard, que lo había desenmascarado, acabó en la cárcel. El asunto se politizó. El ministro y el Estado Mayor se vieron implicados y no podían admitir la condena de un inocente. Al mismo tiempo, el antisemitismo en Francia estaba en su apogeo y los periódicos enloquecían. Fue entonces cuando la opinión pública empezó a dividirse entre partidarios y detractores de Dreyfus. Fue sin duda la mayor división que Francia había conocido jamás. Detrás de los dreyfusards había figuras políticas como Leon Blum, o Clémenceau, pero también estaba y sobre todo, como saben, Emile Zola, entonces en la cima de su fama. Publicó su famosa “J’accuse” (Yo acuso), una carta abierta al Presidente de la República, en la portada del periódico L’Aurore. De una tirada habitual de 30.000 ejemplares, se vendieron más de 300.000. Aunque su poderosa y valiente “J’accuse” sigue resonando hoy en día, Zola fue demandado y acusado de difamación. Pero el mensaje caló y salió a la luz la verdad sobre las incoherencias del caso y la culpabilidad de Esterhazy. Por tanto, fue inevitable celebrar un nuevo juicio. Esta vez tuvó lugar en Rennes y atrajo una gran atención mediática. La historia podría haber terminado ahí, pero Dreyfus fue de nuevo declarado culpable y condenado a 10 años de prisión, antes de ser finalmente perdonado. No fue rehabilitado hasta 1906. Vivió durante la Primera Guerra Mundial y murió en 1935. Hasta aquí el resumen histórico de este acontecimiento que tanto influyó en la sociedad francesa. Te dejo para que vuelvas al presente y retomes tu visita a Rennes.

Découvrez Rennes avec l’application navaway®
Une navigation interactive à travers les plus belles rues, places et quartiers
25 audioguides ludiques avec commentaires historiques, anecdotes et quelques mystères
Comentarios