Casas du Champ Jacquet

¡Es increíble el encanto que puede crear un desperfecto! Hay que reconocer que esta plaza no sería la misma si las fachadas estuvieran rectas y alineadas. A nadie le interesaría tanto la Torre de Pisa si no estuviera inclinada. Aquí ocurre lo mismo: las casas de Champs Jacquet parecen estar vivas, ¡y nos encanta! No te preocupes, no hay riesgo de que se caigan. Se apoyan sólidamente en las antiguas murallas. Su forma se debe a que se construyeron sin estructura de piedra, y cuando se reordenaron los pisos y se derribaron los tabiques, la estructura se desplazó. Pero fue cuando se construyó la calle Leperdit cuando las cosas empeoraron. Aun así, se pueden hacer buenas fotos. Si echas un vistazo a la plaza, te darás cuenta de que quedó muy dañada por el gran incendio de 1720, que arrasó la mitad de las casas. Como resultado, la plaza tiene una doble era, con casas de entramado de madera a un lado y casas de piedra al otro. En el centro, Jean Leperdit se alza orgulloso sobre su pedestal. Maestro sastre, fue alcalde de Rennes en la década de 1790, en el corazón de una Francia turbulenta. Revolucionario convencido, fue miembro del comité de vigilancia y, por tanto, responsable de la elaboración de la lista de enemigos de la República, pero también desempeñó un papel moderador. Preocupado por la suerte de los prisioneros, hizo todo lo posible para que la sangrienta época del Terror fuera más contenida en su ciudad que en el resto de Francia, paralizada por el miedo. A su muerte, en 1823, se negó a recibir los sacramentos de la Iglesia, lo que dio origen a su leyenda. Unos años más tarde se erigió una estatua suya en esta emblemática plaza, en memoria del hombre que, durante el siglo XIX, encarnó la imagen de una República moderada y justa. La calle que tienes delante lleva su nombre en su honor, y es la que vamos a tomar ahora.