Basílica Saint-Sauveur

Al pasar por delante de la basílica de Saint-Sauveur, me gustaría contarte una historia. La iglesia actual se construyó en el siglo XVIII, pero sustituye a una capilla que estaba allí desde que se tiene memoria. Pero no estoy aquí para hablarte de arquitectura, ni de religión, ni siquiera de su órgano o sus vitrales, sino de sus milagros. Hay cuatro, el más famoso de los cuales data de 1357. En aquella época, Rennes estaba en el centro de la guerra de sucesión en Bretaña. El duque Juan III había muerto sin descendencia y los pretendientes al trono se disputaban el ducado. Además, en plena Guerra de los Cien Años, el conflicto era complejo y estaba entrelazado con los intereses de Francia e Inglaterra. Ése es el trasfondo de nuestro milagro. Imagínate en la cama, en Rennes, la noche del 8 de febrero de 1357. De repente, las campanas de la iglesia empiezan a sonar y las velas se encienden espontáneamente, como por arte de magia. Los defensores de la ciudad se precipitan al interior de la iglesia de Saint-Sauveur y descubren la estatua de la Virgen con el Niño, con el brazo extendido, señalando una losa en el suelo. Entonces excavaron y descubrieron lo que era un túnel que conducía a unas galerías excavadas por los ingleses para atacar la ciudad. El plan se frustró y Rennes se salvó. A los más realistas les interesará saber que, según los historiadores, la mina fue descubierta gracias al capitán Guillaume de Penohët. Existe incluso un relato contemporáneo de esta historia, en la canción de Duguesclin, que tampoco menciona sucesos sobrenaturales. Sin embargo, el milagro de la Virgen fue reconocido por el obispo de Rennes en el siglo XVII. Los habitantes también atribuyeron a la Virgen milagrosa la detención del incendio de 1720, y los sobrevivientes le dedicaron una gran acuarela que la representa deteniendo las llamas. Se puede ver una copia en el interior de la iglesia, a la derecha. Los otros dos milagros conocidos son las curaciones de dos mujeres, con 20 años de diferencia. Por todo ello, el interior de la basílica está cubierto de exvotos. Son agradecimientos por los deseos concedidos. Fueron tan populares que ahora está prohibido dejar nuevos. En cualquier caso, siempre se puede echar un vistazo al interior y rezar a la milagrosa Virgen de Rennes. Toma la calle de Montfort a la izquierda de la basílica, luego la calle del Chapitre inmediatamente a la derecha.