Puerta de Marte

Te encuentras ante el mayor arco conocido del mundo romano. Probablemente no esperabas encontrarlo en esta ciudad. Pues bien, Reims tiene más de 2.000 años de historia, y en tiempos de los romanos era conocida como Durocortorum. Cuenta la leyenda  que la ciudad fue incluso fundada por Remo, hermano del creador de la antigua Roma, Rómulo. En la antigüedad fue una ciudad próspera, una de las más pobladas del norte de Francia y una de las más importantes de la antigua Roma. He aquí un destacado testimonio de ello: la Puerta de Marte. Es la única puerta que se conserva en pie en la ciudad. En aquella época había cuatro. Probablemente construida en el siglo II o III, aunque no se sabe con exactitud, se alza sobre 33 metros de largo y 12 metros de alto al borde de las Promenades de Reims. En el siglo IV, se incorporó a las murallas de la ciudad y, en el siglo XIII, al recién construido castillo de los Arzobispos. Esto explica su buen estado de conservación actual. El palacio fue destruido en 1595, pero la puerta se mantuvo en pie y sigue formando parte de las fortificaciones. Fue despejada de forma oficial en 1844, cuando se decidió demoler las murallas de la ciudad. Enseguida fue declarada monumento histórico, gracias a Prosper Mérimée, y de este modo fue restaurada y protegida. Hay que destacar que, en aquella época, los carros pasaban por el gran arco central, mientras que los dos arcos laterales eran para los peatones. Como resultado de su larga historia, el monumento está bastante deteriorado en su conjunto, a excepción de las bóvedas, donde aún pueden verse las decoraciones originales. Si te colocas bajo los arcos y miras hacia arriba, verás un medallón que representa a Rómulo y Remo siendo amamantados por una loba, a Leda seducida por Júpiter transformada en cisne y un calendario agrícola que muestra cada una de las actividades de la ciudad según el mes, entre ellas dos que todavía se practican mucho hoy en día: el cultivo de cereales y el de la vid. No dudes en pasearte por este monumento para admirar sus diversas decoraciones. Aunque sea menos conocido que la catedral, merece la pena visitarlo,¡es un auténtico testigo de la gran ciudad que fue Reims en la Antigüedad!