Mirador sobre el San Lorenzo

El paseo termina en el mirador del San Lorenzo, que, como su nombre indica, te ofrece una vista detallada del río. Une los Grandes Lagos con el océano Atlántico a lo largo de casi 1.200 km, y es su única desembocadura. Es uno de los ríos más largos del mundo, y su estuario es el mayor del planeta, con 370 km de largo y 48 km de ancho. A lo largo de gran parte de su curso, también marca la frontera natural entre Canadá y Estados Unidos. Pero además de su impresionante geografía y su importancia económica, el San Lorenzo es, por supuesto, un poderoso símbolo histórico en Canadá, ya que fue por sus aguas por donde llegaron los distintos exploradores que cartografiaron el interior gracias al río, y que condujeron a la colonización del país. El 10 de agosto de 1535, cuando Jacques Cartier llegó a la desembocadura del río, pensó que había llegado a una bahía, a la que llamó Saint-Laurent, ya que el 10 de agosto se celebraba la fiesta de Lorenzo de Roma. Al darse cuenta de su error, remontó el río que los primeros pueblos llamaban «el río que camina». En aquella época, la navegación sólo era posible hasta Montreal. Los rápidos del Lachine bloqueaban el paso. Pero tras la construcción del Canal de Lachine, que permitió desviar los rápidos, ahora es posible navegar hasta el Lago Superior. En invierno, los barcos rompehielos remontan el San Lorenzo para evitar que se paralice el tráfico marítimo. Están obligados a empezar a operar en diciembre, en cuanto empieza a formarse el hielo, y continúan sin parar hasta finales de marzo. Si quieres descubrir el río desde dentro, hay muchas ofertas de cruceros durante tu estancia en Canadá. En 2017, el río fue designado lugar histórico canadiense por el Ministerio de Cultura y Comunicación de Quebec.