Palacio Martinic

Puede que te hayas dado cuenta o no, pero la ciudad de Praga es una enorme concentración de palacios, cada uno más elegante que el anterior. Es como si las personas más importantes y ricas del país se hubieran transmitido mutuamente el mensaje de establecerse en la misma ciudad. Es difícil imaginar la competencia que debió reinar en aquella época. Sin duda, cada propietario tuvo que redoblar sus esfuerzos para hacer de su propiedad la más bella del barrio. Mientras unos elegían colores vivos para destacar, otros optaban por el tamaño como signo de poder. El palacio Martinic, que tienes ante ti, es todavía un modelo aparte. A primera vista, es bastante inocuo, pero hay un detalle sutil que le da todo su caché. El trabajo de la mitad de la fachada se basa en una técnica artística muy específica conocida como «esgrafiado», en la que los motivos parecen haber sido delicadamente rayados en el yeso. Esta pequeña obra maestra, que data de mediados del siglo XVI, fue la casa de Jaroslav Borista Martinic, uno de los representantes del emperador. Este hombre tan poderoso dejó su huella en la historia de la ciudad al convertirse en la segunda persona defenestrada en Praga. Esto quiere decir, que fue lanzado por la ventana. Sí, otra persona corrió la misma suerte. Dependiendo de lo avanzado que estés en la ruta, puede que ya conozcas su identidad. Si no, ten paciencia, la respuesta te llegará a su debido tiempo.