Ópera Estatal de Praga

Con su exterior neoclásico, la Ópera Estatal de Praga te da la bienvenida a uno de los escenarios más grandes y conocidos de Europa. Hasta principios del siglo XX, en los primeros tiempos de Checoslovaquia, la cultura musical era una fuente de competencia entre el pueblo checo y la comunidad alemana de Praga. En ambos bandos, el deseo era el mismo: tener la supremacía cultural en el país. Mientras los artistas checos y alemanes de la ciudad actuaban en el Teatro Estatal de la Ciudad Vieja, en 1881 se inauguró un nuevo local a orillas del río Moldava. Esta vez se trataba del grandioso Teatro Nacional de Praga, donde las representaciones se hacían en checo. Un detalle que al principio ofendió a la minoría alemana, pero que luego les animó a abrir un teatro de ópera con obras principalmente en su lengua materna. Como puedes imaginar, así surgió la Ópera Estatal de Praga, diseñada por el famoso dúo de arquitectos vieneses Helmer y Fellner. Se inauguró en 1888, con Richard Wagner como invitado de honor. Fue una figura importante en el mundo de la ópera, a la que siguieron muchas otras como Richard Strauss y Gustav Mahler. En una excepcional decoración neorrococó, donde el terciopelo rojo y el estuco dorado son los mismos desde el siglo XIX, la Ópera Estatal de Praga nos transporta tranquilamente a través de irresistibles ballets y conciertos líricos.