Museo nacional de Praga

Antes de empezar con nuestra nueva atracción, nos gustaría retarte a que lo encajes todo en una foto. Ya verás, ¡no es tarea fácil! Este gigante, con una superficie de 13.600 m² -más grande que un campo de rugby-, es el museo nacional de Praga. Símbolo del renacimiento cultural checo, junto con la Ópera Estatal de Praga, domina la Plaza de Wenceslao desde 1890. Repartidas en varios niveles, las numerosas colecciones del museo lo convierten en un tesoro histórico y natural. Tanto es así que las exposiciones temporales se complementan con exposiciones temáticas en un intento de presentar todos los objetos que tienen o han tenido un valor particular. Zoología, mineralogía, antropología, colecciones prehistóricas, colecciones de medallas y monedas: todos los mundos se dan cita. En otras palabras, el sitio está preparado para contarte toda una serie de historias, empezando por la de la Tierra y el Hombre. Por lo demás, bajo la gran cúpula del yacimiento, descubrirás el panteón nacional, donde descansan estatuas de personajes históricos, políticos y culturales checos. El Museo Nacional, una especie de caja de recuerdos del mundo que nos rodea a través de los tiempos, también ha sido testigo de grandes acontecimientos del pasado. En su fachada principal, por ejemplo, puedes ver agujeros de bala. Fueron disparados por tanques soviéticos durante la Primavera de Praga, cuando Checoslovaquia se liberó de los comunistas.