El Palacio de la Bolsa de Oporto

A tu derecha tienes el Palacio de la Bolsa de Oporto. Este gran edificio neoclásico fue construido en el siglo XIX en el sitio del antiguo convento de los franciscanos, destruido por un incendio. El nuevo edificio es tan grande como imponente. Hay que destacar que la asociación de comerciantes de Oporto, fundada unos diez años antes, es influyente. Su importancia es tal que su código de comercio, es decir, las leyes que creó para regular el mundo del comercio, ahora permite resolver disputas a nivel nacional, especialmente durante las ventas de vinos de Oporto a los países del imperio colonial portugués. Por lo tanto, necesitan un espacio digno de ese nombre. Por desgracia, la entrada no es gratuita, pero la visita es fascinante y cuenta la historia económica de la ciudad a la vez que revela tesoros arquitectónicos como el gran patio central y su gigantesca cúpula de cristal, la sala dorada cubierta de láminas de oro y, como guinda del pastel, el enorme salón moro, inspirado en la Alhambra de Granada, que presenta un suntuoso decorado reservado a las recepciones oficiales. Frente a los palacios, los jardines del infante Dom Henrique esconden una estatua del príncipe Enrique el Navegante, llevando un globo terráqueo con el brazo, simbolizando una vez más el poder de la navegación portuguesa en el mundo.