Iglesia de Nuestra Señora de la Real

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Históricamente, la Iglesia de Nuestra Señora de La Real, que tienes delante, es la 4ª parroquia de Perpiñán, después de San Juan, San Jaime y San Mateo. Una clasificación que no le quita nada de su importancia para la ciudad. ¡Todo lo contrario! Ubicada en el corazón de Perpiñán, pero sobre todo al pie del prestigioso palacio de los reyes de Mallorca, la Iglesia de Nuestra Señora de la Real, o Nuestra Señora del rey, es en realidad la antigua capilla castral. Fue el soberano mallorquín Jaime II quien originó su creación y luego su inauguración hacia 1321. De estilo gótico meridional, con su fachada de ladrillos y guijarros, el edificio religioso albergó una comunidad de canónigos antes de vivir lo que sería el capítulo más importante de su historia. Mientras la papalidad se encontraba en Aviñón desde principios del siglo XIV, el papa Gregorio XI regresó a Roma en 1377, buscando distanciarse de la influencia del rey Felipe el Hermoso, a quien él y sus predecesores habían estado subordinados. Sin embargo, solo un año después de este evento, Gregorio XI falleció. Los cardenales eligieron a Urbano IV como su sucesor, pero por su falta de diplomacia, fue rápidamente reemplazado por Clemente VII, quien, de origen francés, decidió regresar a Aviñón. A partir de este momento, la cristiandad occidental se dividió, con los diferentes reinos europeos alineándose tras el papa de su elección. Francia, Escocia, el sur de Italia y España se unieron a Clemente VII, mientras que Inglaterra, el norte y centro de Italia, así como el Sacro Imperio, apoyaron a Urbano VI. Esta división dio lugar al Gran Cisma de Occidente. En 1394, Clemente VII murió y Benedicto XIII fue elegido en Aviñón para continuar defendiendo su legitimidad. Este, al igual que su rival romano, organizó un concilio en Perpiñán, en la Iglesia de Nuestra Señora de la Real. Los 349 Padres reunidos en el concilio pidieron inesperadamente la abdicación de Benedicto XIII y de Gregorio XII de Roma. Como no se hizo caso a estas demandas, un tercer papa, Pedro Filarghi, fue elegido en el concilio de Pisa en 1409, lo que dio lugar a una iglesia tricéfala. No sería hasta el concilio de Constanza, entre 1413 y 1418, que este caos católico llegara a su fin, con la huida del papa romano Juan XXIII, la dimisión de Benedicto XII y la elección de Martín V, quien se convertiría en el único papa reconocido por todos. La sala en la que se celebró el concilio de la Real, ubicada al este del transepto norte, es accesible y presenta unas hermosas claves de bóveda adornadas. Al visitarla, no dejes de admirar algunas piezas de arte, como el bautisterio original de mármol blanco y la representación de la “puesta en el sepulcro” en madera tallada, que data del siglo XV.

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