Antigua Universidad de Perpiñán

Si te atienes al nombre de la calle que acabas de recorrer, la historia sobre la antigua Universidad de Perpiñán está, sin lugar a dudas, al alcance de la mano. O más bien al alcance del paso, si giras a la izquierda y te acercas a esta pesada reja trabajada, que da a un magnífico edificio de estilo clásico. Para retomar un poco las bases, la primera universidad de la ciudad, o l’Estudi Major, como se llamaba antiguamente, fue fundada en el siglo XIV por el rey Pedro IV de Aragón. Esta última, que debía hacer la ciudad catalana más atractiva y dinámica, se encontraba en el barrio de San Mateo y estaba reservada “solo para doctores, maestros de cualquier tipo y estudiantes”. Pero en declive y sin locales reales desde 1710, esta última fue finalmente reemplazada a mediados del siglo XVIII, bajo el impulso del Conde de Mailly, primer mecenas de la universidad perpignanesa. Además de financiar los trabajos, este mariscal y comandante en jefe de la provincia del Rosellón donó un jardín botánico y un terreno sobre el cual se erigieron los nuevos edificios de la institución. Terminado en 1763, el establecimiento universitario se compone de dos unidades. En primer lugar, hay una rotonda de disección para los estudiantes de medicina, que cruzaste hace unos segundos. Luego, este edificio de ladrillos rojos cuya semejanza con ciertos palacios debía integrar a las élites del Rosellón en la Francia de las Luces, es decir, una Francia intelectual. Hasta su cierre en 1794, se enseñaban 4 grandes materias, que son las artes, la teología, el derecho y la medicina. En comparación con lo que tenemos ahora, efectivamente deja pocas opciones. Pero tal es el placer de la evolución, incluido en la enseñanza. A su vez biblioteca municipal, Museo de Bellas Artes, y luego sede de los archivos comunales desde 1980, la antigua Universidad de Perpiñán acoge hoy exposiciones temporales. Y la totalidad de sus locales está clasificada como monumentos históricos desde 2005.