Plaza Real

La llegada del funicular, en la azotea del Pabellón de las Artes, ofrece de inmediato una vista espectacular de los alrededores. La Place Royale sólo está abierta al paisaje desde 1808, cuando Napoleón ordenó ampliarla. La plaza se trazó originalmente en 1686, como en muchas ciudades francesas, para honrar al Rey Sol, y dar paso a la estatua de Luis XIV. Pero, como puedes ver, no es Luis sino Enrique, quien está sentado entre las dos hileras de tilos bien podados. De hecho, la estatua de Luis XIV fue fundida durante la Revolución, y fue Luis Felipe quien pidió que se instalara una obra que representara al buen rey Enrique IV. Al final de la plaza está el ayuntamiento, que era un teatro construido sobre los cimientos de una iglesia que nunca se terminó. ¡Y no fue por falta de intentos! Las obras de la iglesia de Saint-Louis, iniciadas en 1686, deberían haber durado 5 años, pero siglo y medio después siguen sin terminarse. Las sumas asignadas se desviaban constantemente a otras necesidades. Después de 150 años, ¡nadie puede culparles por no intentarlo! Así que aprovecharon los muros de la iglesia ya construidos para convertirla en un teatro, con un gran salón de baile y un casino. A tal lugar se añadieron hermosas mansiones privadas, y en el siglo XIX, «estar en la Place Royale» significaba estar en la buena sociedad. Hoy en día sigue siendo una plaza importante de la ciudad de Pau.