Bulevar de los Pirineos

Como puedes imaginar, Pau se ha visto muy influenciada por la llegada de aristócratas de todo el mundo. Pero, ¿de dónde viene este repentino encaprichamiento por una ciudad que no había sido capital real durante siglos? ¡Todo empezó con un libro exitoso! En 1842, Alexander Taylor, un médico escocés que se había instalado en Pau, publicó un tratado en el que ensalzaba las virtudes del clima de su ciudad de adopción. El título era « La influencia curativa del clima de Pau y de las aguas minerales de los Pirineos sobre las enfermedades». El impacto del tratado fue rotundo, y como Pau era buena para la salud, era el lugar al que venir a pasar el invierno. Esto fue un verdadero impulso para esta tranquila ciudad poco conocida por el gran público. Gracias a ello, Pau se reinventó y replanteó su urbanismo a imagen de una ciudad de postal. El Boulevard des Pyrénées se está desarrolló con este espíritu, para ofrecer a los turistas de todo el mundo un paseo digno de ese nombre. Construido como un mirador sobre los Pirineos, el bulevar une el Castillo de Pau con el Palacio Beaumont a lo largo de 1,8 km, jalonado por una mesa de orientación y 54 placas que te permiten nombrar las montañas que admiras. Si llegas hasta el parque, no te pierdas el espléndido Palacio de Beaumont. Este antiguo palacio de invierno convertido ahora en centro de conferencias, es sin duda el ejemplo más llamativo de la arquitectura de la Belle Époque en Pau.