Las arenas de Lutecia

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Ya te hemos dicho que estamos en la parte más antigua de París. Las arenas de Lutecia, frente a ti, son el ejemplo más llamativo. Imagína que estás en el siglo II, quieres ir a ver un combate o un espectáculo y acudes con otras 17.000 personas a las arenas del centro de Lutecia. Modificadas en diversas épocas, sabemos que Chilperico, nieto de Clodoveo, las renovó y las utilizó como escenario en el siglo VI. Descuidadas y luego olvidadas, con el tiempo quedaron completamente enterradas. Sólo se descubrieron en el siglo XIX, durante la gran urbanización de París. La excavación de la calle Monge sacó a la luz los primeros restos, aunque fueron destruidos en el proceso. Más tarde, la empresa parisina de transportes descubrió otras partes del complejo, pero también fue autorizada a demolerlas. El entusiasmo por el descubrimiento de restos romanos chocó con el deseo de progreso y modernidad. La batalla se intensificó con las excavaciones llevadas a cabo por la Sociedad de Arquitectos, seguidas de la creación de un comité para salvar las arenas. Definitivamente su valor era inmenso. Al final, gracias al apoyo de la Academia de Bellas Letras y del propio Victor Hugo, el Ayuntamiento de París votó a favor de conservar el lugar. Te dejo con un extracto de la carta que este novelista le escribió al Presidente: “Señor Presidente, no es posible que París, la ciudad del futuro, renuncie a la prueba viviente de que fue la ciudad del pasado. El pasado trae el futuro. Las arenas son la marca antigua de la gran ciudad. Conserve las arenas de Lutecia y presérvelas a toda costa. Estará haciendo algo útil, y mejor aún, dando un gran ejemplo. Mis saludos sinceros.”
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