Iglesia de Saint-Étienne du Mont

A pocos metros del Panteón, se encuentra la iglesia de Saint-Étienne-du-Mont. Es realmente hermosa, con su estilo gótico flamígero y su singular campanario. Aunque el edificio que hoy admiras data del siglo XVI, su historia se remonta mucho más atrás, al año 510. En aquella época, Clodoveo, rey de los francos, decidió hacer de París la capital de su reino. Para demostrar su fe católica, mandó construir una basílica en honor de los apóstoles Pedro y Pablo en el monte Sainte-Geneviève. A su muerte, en 511, fue enterrado allí, seguido por Santa Genoveva al año siguiente y más tarde por la reina Clotilde, su viuda. Genoveva fue especialmente famosa por incitar a los parisinos a resistir la invasión de Atila, el terrorífico líder de los hunos. Considerada una santa local, sus restos atrajeron a muchos devotos. La basílica se convirtió en un lugar de peregrinación tan importante que poco a poco se transformó en abadía. Durante el asedio de París por los vikingos en el siglo IX, las reliquias de la santa se colocaron en la Isla de la Cité junto a las de Saint-Germain, como protección espiritual para el corazón de la ciudad. Cuando París fue liberada, se invocó a los dos santos y su popularidad se disparó. Genoveva se convirtió en patrona de París, protectora de la ciudad y sus habitantes, y la abadía recibió oficialmente su nombre. La razón por la que te cuento todo esto es que la iglesia de Saint-Étienne-du-mont era originalmente la capilla parroquial de la abadía, al servicio de los habitantes locales. Cuando se quedó pequeña, se construyó la capilla que ves ante ti. Durante varios siglos, la abadía de Santa Genoveva y la iglesia de Saint-Étienne-du-Mont convivieron. Durante la Revolución Francesa, la abadía fue suprimida, la basílica de Clodoveo destruida y algunos de sus anexos reconvertidos. El Liceo Henri IV, que puedes ver a la derecha de la iglesia, utiliza los edificios de la antigua abadía. En cuanto a las reliquias de Santa Genoveva, se trasladaron a la iglesia de Saint-Étienne-du-Mont, donde aún hoy se veneran. Si entras, verás un magnífico relicario que contiene un trozo de su tumba, así como el último coro alto de una iglesia parisina. En verdad te recomiendo que eches un vistazo al interior, donde descubrirás muchos tesoros.