Puente Nuevo

Ahora tienes el puente nuevo. Como ocurre a menudo, el nuevo puente que veas en una ciudad, es en realidad uno de los más antiguos. En este caso, es incluso EL puente más antiguo de París. Su nombre se debe a varias innovaciones importantes. Fue el primer puente de París que no tenía casas construidas sobre él, estaba abierto y tenía aceras pavimentadas para que los peatones no se embarraran de lodo. ¡Tres grandes primicias para la época! También fue el primer puente de piedra que cruzó completamente el Sena. Incluso se instaló una increíble máquina, la bomba Samaritana, capaz de extraer agua del Sena para abastecer al Louvre y al palacio de las Tullerías. Fue esta bomba la que dio nombre a la Gran Tienda que ves en la orilla derecha.También fue en este puente donde nació la tradición de los emblemáticos bouquinistas parisinos, los vendedores de libros antiguos y de ocasión que se encuentran a lo largo del Sena. De hecho, puedes ver que cada arco está rematado por una especie de pequeño balcón, el lugar ideal para que un bouquinista se instalara y disfrutara del paso de los peatones. Pero fueron tantos que pronto se prohibieron los puestos de libros. Sin embargo, eso no fue lo más interesante que ocurrió. En 1984, los trabajadores del alcantarillado de París se encontraron cara a cara con un cocodrilo. Por lo que el animal, muy alejado del Nilo, fue confiado al acuario de Vannes, en Bretaña. Otra anécdota sorprendente es la de la estatua ecuestre de Enrique IV que está entronizada frente a ti. La original fue fundida para fabricar cañones durante la Revolución. Así que se hizo una réplica durante la Restauración, el periodo en que la monarquía intentaba resurgir. En aquel entonces, corrió el rumor de que el escultor era bonapartista y había escondido textos antirrealistas dentro de la estatua de Enrique IV, como el último desaire. Lo peor de todo es que en 2004, para saberlo con certeza, se abrió la estatua y se encontraron 7 cajas, ¡3 de las cuales contenían realmente pergaminos sellados con textos sulfurosos! Sin duda, es fascinante cómo la Historia siempre se guarda sorpresas bajo la manga.