El Puente del Cambio y La Conserjería

Estás en el Puente del Cambio, uno de los 37 puentes que cruzan el Sena. Debe su nombre a las casas de cambio que había en él. Puede que hoy te sorprenda, pero antiguamente los puentes solían estar cubiertos y llenos de tiendas. Detrás de ti está la plaza del Châtelet, enmarcada por dos teatros de inspiración italiana. En el centro, la fuente de las palmeras conmemora las victorias de Napoleón. En realidad, la plaza se construyó por iniciativa suya, a principios de 1800. Antes de esa fecha, la plaza albergaba el antiguo castillo fortificado de Luis el Grande, convertido en palacio de justicia para el preboste de París, funcionario que representaba la autoridad del rey sobre la ciudad. Esta fortaleza, construida hacia 1130 para proteger la ciudad de los ataques normandos, fue en el siglo XVIII la prisión donde se encarcelaba a los criminales más grandes del país. También albergó las cámaras de tortura y la primer morgue de la capital. Se consideraba el lugar más siniestro de París, detrás de la horca de Montfaucon, la mayor horca de los reyes de Francia, donde se ahorcaba a los condenados. Al otro lado del puente está la Isla de la Cité, con el Palacio de la Cité a la derecha , también conocido como la Conserjeria y el Tribunal de Comercio de París a la izquierda. Date la vuelta y dedica un momento a admirar el inmenso Palacio de la Conserjería, que se extiende ante ti. En la época medieval, era uno de los palacios más bellos de Europa. Por supuesto, era la residencia de los reyes de Francia. El palacio albergaba también el Parlamento y la mayoría de las principales instituciones del reino. Luego, en el siglo XIV, cuando los reyes se trasladaron al Louvre, el palacio perdió su función residencial y el rey nombró a un conserje para supervisar la justicia en el palacio. De ahí viene el nombre de Conserjeria. Sin embargo, es más conocido por haber sido transformado en prisión y tribunal revolucionario por Carlos V. Aquí, María Antonieta fue encarcelada antes de ser guillotinada por despilfarro de los fondos nacionales y rumores de conspiración con potencias enemigas. Sin duda, una víctima de su tiempo y de las circunstancias políticas. Si bien es posible que no haya sido culpable de todos los crímenes de los que se le acusó, su posición y las percepciones públicas de ella jugaron un papel crucial en su destino. Durante la Restauración, la monarquía volvió al poder e hizo construir una capilla en el lugar de la celda de María Antonieta. No dudes en visitar la Conserjería. Es una inmersión total en los grandes momentos de la historia de Francia.