Convento de Santa Clara

Este es el convento de Santa Clara. Es el convento aun en uso más antiguo de la isla. Fue construido en el siglo XIII sobre los restos de un antiguo edificio árabe, durante el reinado de Jaime I el Conquistador. Las hermanas clarisas viven allí desde entonces. La comunidad que vive aquí es bastante pequeña, y las hermanas tienen una larga tradición de vender galletas caseras. Si quieres comprar algunas para degustar, el proceso es sencillo. Verás un pequeño torniquete de madera instalado en una ventana. Toca el timbre, deposita el dinero en el receptáculo, grita tu pedido y tus galletas aparecerán por arte de magia en lugar de tu dinero. También se puede visitar la pequeña iglesia y admirar su campanario abalaustrado. Pero, como te puedes imaginar, un lugar tan antiguo tiene su buena dosis de extrañas historias y leyendas, así que permíteme contarte brevemente la historia de la mujer del anillo. Esta es la historia de una noble dama de Palma que muere. Hasta aquí, nada extraordinario. Ella tiene dos deseos. Quería que la enterraran con su anillo, que nunca se quitaba y que era muy valioso, y quería que la enterraran en el pequeño cementerio de las clarisas del convento de Santa Clara. Como era de una familia importante, se respetan sus últimos deseos y se prepara una misa en el convento. Acudieron muchas personas, familiares, amigos y curiosos. Como ya habrán adivinado, alguien intentó robarle su famoso anillo. Pero un anillo en un dedo agarrotado por la muerte no se quita tan fácilmente, y el ladrón, una vez a solas con el ataúd abierto, coge la mano de la señora, se la lleva a la boca e intenta arrancar el anillo con los dientes. Sí, es un poco asqueroso, pero así es la historia. Justo cuando muerde el dedo, la mujer grita y se despierta. Sí, así trabajan los enterradores, en aquella época era fácil confundir a un muerto con un catatónico. En fin, nuestro ladrón salvó a la mujer de una muerte horrible, ¡y el que murió fue él, pero del susto!