Vista de la calle Juana de Arco

La calle Juana de Arco, que se abre majestuosamente sobre la catedral Sainte-Croix, es sin duda la imagen más conocida de Orleans. ¡Y no es por casualidad! Fueron necesarios años de trabajos complejos y la destrucción de 6 calles para crear esta armoniosa perspectiva. Sus proporciones perfectas ofrecen un punto de vista ideal y la distancia necesaria para apreciar la imponente catedral.

Pero también me gustaría que te fijaras en la calle de la derecha. Su nombre cuenta una interesante anécdota de la historia de Orleans: la masacre de los Pastores, de la que se dice que dio su apodo a los habitantes. La historia se remonta a 1251, durante la 7ª Cruzada. El rey San Luis fue tomado prisionero en Egipto.

La opinión pública occidental no podía entender cómo un rey tan piadoso podía haber sido abandonado por Dios. Fue entonces cuando un monje carismático, apodado el “Maestro de Hungría”, aprovechó el sentimiento de revuelta para encabezar una rebelión. Afirmó haber recibido una visión de la Virgen María que le ordenaba conducir a los pobres a Tierra Santa para liberar al rey. Reunió entonces un ejército de pastores y campesinos y partió a través de Francia.

En Orleans, los pastores comenzaron a predicar al pueblo, acusando a la Iglesia y a la nobleza de haber fallado al rey. Según la leyenda, un estudiante intervino gritando que todo aquello era falso. Uno de los pastores le rompió el cráneo, desencadenando una terrible revuelta en la que estos mataron a cerca de 30 eclesiásticos y estudiantes.

Se dice que la población civil permaneció imperturbable y siguió escuchando el discurso del monje. Algunos creen que éste es el origen de la expresión “Los Perros de Orleans”, en referencia a los habitantes que, según se dice, obtuvieron cierta satisfacción de la catástrofe.

Pero existe otra versión del origen de este apodo, que es mucho menos negativa. Esta otra explicación tiene sus raíces en la Guerra de los Cien Años y el sitio de Orleans.

El término “perros” se refería entonces al martillo de los fusiles o cañones de los orleanenses, y los ingleses habrían apodado a los combatientes de la ciudad como “Los Perros de Orleans”. A lo largo de los siglos, esta frase también se consideró un símbolo de la lealtad de los habitantes al rey y a la religión católica, pero a veces también de una supuesta frialdad de la población.

Te dejo decidir por ti mismo y que continúes tu visita.