Iglesia de Saint-Aignan

Te encuentras frente a la iglesia de Saint-Aignan. Este personaje fue muy importante y dejó su huella en la historia al enfrentarse al temible Atila, líder de los hunos. Estos llegaron para conquistar Orleans tras haber saqueado las ciudades de Metz y Reims.

Los hunos son guerreros, probablemente mongoles, que fueron expulsados de China en el siglo IV y se lanzaron a la conquista de Occidente con el famoso Atila a la cabeza. Su reputación les precedía y eran tan temibles que derribaban ciudades con poco esfuerzo. Orleans era una ciudad clave en aquella época, mucho más que París, que aún era una Lutecia en ciernes.

Por esta razón, para Atila resultaba sumamente importante ocuparla. Cuando el gobernador romano de la ciudad desapareció por arte de magia, el obispo se lanzó a las negociaciones y resistió heroicamente al invasor.

Cuenta la leyenda que Aignan subía todos los días a lo alto de la torre para vigilar en busca de ayuda. Los habitantes le preguntaban: “Aignan, hermano mío, ¿no ves venir nada?” Si esto te recuerda a algo, estas son las palabras utilizadas por Charles Perrault en su famoso cuento de Barba Azul. “Anne, mi hermana Anne, ¿no ves nada venir?” En cualquier caso, el tan esperado alivio finalmente llegó, y las fuerzas de la coalición lideradas por el general Aetius hicieron retroceder a los hunos.

Este fue el comienzo de su retirada. Fueron perseguidos y derrotados definitivamente en la famosa batalla de los Campos Cataláunicos, cerca de Troyes. Aignan fue canonizado y elegido patrón de la ciudad, antes de ser destronado por Juana de Arco por razones similares, como bien sabes. De ahí la importancia de esta colegiata dedicada al obispo.

La iglesia posee una fabulosa cripta, prácticamente intacta, que se puede visitar bajo petición. Tanto la cripta como la iglesia fueron declaradas monumentos históricos en 1840, la primera lista de este tipo en Francia.