La bala de cañón

Presta atención a la esquina de la calle Droite con la calle de la Loge. Sí, eso que ves incrustado en la pared es una bala de cañón. Fue disparada por  la flota turca allá por 1543 durante el asedio de Niza. ¡Y eso no es todo! Hay más cañones repartidos por la ciudaden recuerdo de esa batalla.También habrás podido observar los tres que se encuentran en la fachada de la Capilla del Santo Sepulcro, en la Plaza Garibaldi. El asedio de la ciudad fue un acontecimiento histórico importante que marcó a Nice, en un momento de pleno auge de las guerras italianas. En ese entonces, Carlos III de Saboya era el rey de Niza, y básicamente esta ciudad era lo único que le quedaba después de perder el resto de territorios. En ese momento, había dos  hombres muy poderosos con los ojos puestos en el condado de Niza, ¡y ambos eran de su propia familia! Uno era su cuñado, el todopoderoso Carlos V, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, con quien se había aliado, y el otro era su sobrino, el rey de Francia Francisco I, cuya madre, Luisa de Saboya, también consideraba que tenía derecho sobre esas tierras, que pertenecían a sus antepasados. Los dos hombres más poderosos de Europa habían firmado la famosa Paz de Niza, que debía traer una tregua de 10 años. Al final, sólo duró 4 años. Francisco I traicionó su juramento, aliándose con el Imperio Otomano y planeando un espectacular ataque contra Niza. El 5 de agosto, cientos de barcos llegaron de Marsella, transportando alrededor de 30.000 soldados franceses y turcos bajo el mando de Barbarroja y el duque de Enghien. Algunos de los caballeros del condado de Niza aprovecharon la situación para cambiar de bando y unirse a los atacantes. Niza estaba sitiada y sólo contaba con un centenar de soldados. El asedio duró 10 días, durante los cuales los habitantes de Niza resistieron como pudieron. El 15 de agosto de 1543, la ciudad fue bombardeada con 975 cañonazos. La batalla se centró en el bastión Sincaïre, que hoy es la Plaza Garibaldi. Y aquí viene la parte épica: fue en ese momento que la legendaria Catherine Ségurane, la heroína de Niza, salió a escena. Cuentan que esta valiente lavandera armada con su tabla de lavar, tumbó a un abanderado turco y arrancó su bandera. Eso infundió ánimo a los nizardos y les permitió resistir. Mientras tanto, Carlos V, que estaba al frente de medio mundo, tuvo tiempo de reunir un ejército, y finalmente llegó la ayuda.Como en toda buena película, imagina una batalla gigantesca, con aliados que llegan de todas partes y que consiguen expulsar a los atacantes y recuperar Niza, que quedó saqueada saqueada, quemada y muy dañada, pero victoriosa. Eso es lo que simboliza esta pequeña bala de cañón, testigo silencioso de un asedio espectacular que contribuyó a forjar la identidad de Niza.