Paseo del Peyrou

Elogiado por sus jardines en terrazas y sus vistas panorámicas, el paseo del Peyrou es uno de los lugares más emblemáticos de Montpellier. Su transformación comenzó en el siglo XVII, cuando los Estados de Languedoc decidieron erigir una estatua ecuestre de Luis XIV.

Para ello, se eligió el punto más alto de la ciudad: una colina pedregosa y ventosa, que hasta entonces había servido como puesto defensivo. A partir de 1689, se emprendieron grandes obras para nivelar el terreno y crear una explanada de 286 metros de largo por 75 de ancho. La estatua, diseñada por Jules Hardouin-Mansart, se inauguró en 1718, tras un largo retraso por problemas logísticos y conflictos religiosos. Fundida durante la Revolución, fue reemplazada en 1838 por una réplica más pequeña.

A finales del siglo XVIII, el paseo se embelleció aún más con una elegante torre de agua rodeada de jardines a la francesa, construida en 1768 para abastecer a la ciudad. Su agua provenía del acueducto de Saint-Clément, obra del ingeniero Henri Pitot.

Hoy, el paseo del Peyrou, con su mezcla de historia y paisajes abiertos, ofrece una de las mejores vistas de Montpellier, desde sus barrios antiguos hasta el lejano Pic Saint-Loup. ¡Un lugar perfecto para soñar… y sacar fotos!